DIECISÉIS

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Massimo

-¿Por qué no están tus cosas aquí?- pregunta Yelena.

Acabamos de entrar en la habitación. Yelena quería darse una ducha antes de cenar. Y se ha dado cuenta de que mis cosas no están en esta habitación.

-Están en la contigua- contesto.

Pone sus manos en mi pecho.

-¿Por qué? Esta es nuestra habitación.

Agarro una de sus manos y le doy un beso en la palma con cuidado.

-Le pedí a mi hermano que me dejara cambiarme, no quería dormir más contigo.

Yelena rodea mi cintura con sus brazos. Apoya su mejilla en mi pecho.

-No quiero que te mudes de nuestra habitación- solloza.

Enredo mis dedos en su pelo, le doy un tirón hacia atrás. Le doy un beso en su cuello expuesto. Lo lamo de arriba a abajo. Yelena gime.

-No voy a mudarme de habitación, le ordenaré a uno de los empleados que devuelva mis cosas aquí.

Beso a Yelena con rabia. Odio que ese figlio di puttana le haya puesto las manos encima. Cuando mi hermano lo encuentre voy a torturarlo peor de lo que torturé a Allegra y a cualquiera que se haya topado conmigo.

-Bañate conmigo- dice Yelena.

-Amore, si me baño contigo voy a querer follarte en la bañera y no puedo en este momento.

Yelena suspira.

-Está bien, pero no te vayas de aquí. Cuando salga quiero verte desnudo en la cama.

Me río.

-Lo que la señora Di Santos ordene- digo.

Yelena sonríe. Comienza a desnudarse delante de mí mientras me mira. Mi polla se sacude en mis pantalones. Meto las manos por dentro de mis pantalones y la ropa interior y la saco. Bombeo de arriba a abajo. Yelena se muerde el labio.

-Creo que he cambiado de opinión- dice.

Se acerca lentamente a mí. Sus manos envuelven mi polla. La agarro por el pelo. Le doy un tirón.

-¿Quieres que te folle primero?

-Por favor.

Rozo sus labios con los míos. Yelena mueve sus manos de arriba a abajo por mi polla.

-Ruegas por mi polla, kotenok. ¿Quieres el semen de tu esposo?

Bajo mi mano hasta su coño. Su clítoris hinchado asoma entre sus pliegues, lo rozo con la yema de mi dedo corazón.

-S-Sí- tartamudea.

La empujo con mi cuerpo hacia la cama. Me duele la pierna como un demonio, pero lo ignoro. Yelena cae hacia atrás.

-Ponte más arriba- le digo- Quiero comerte.

Yelena se apoya en sus codos y se apoya en las almohadas de la cama. Me tumbo bocabajo. Le abro las piernas y observo atentamente como brilla su coño por la excitación. Abro sus pliegues con mis pulgares, su clítoris hinchado está deseando ser tocado. Le doy una lamida.

-Vas a ser mi muerte, bebè.

Sabe tan bien. Quiero morir aquí, entre sus piernas. Con mi boca en su coño. Quiero tocarla por todos lados, quiero hacerla disfrutar, quiero llevarla al borde del orgasmo y negárselo para luego dejar que se apodere de ella. Quiero que no tenga dudas de lo nuestro, de mí. Nunca le romperé el corazón y nunca la abandonaré. Agarro sus muslos y los cierro entorno a mi cabeza, hundo mi cara en su coño. Mi boca la saborea, beso su clítoris como si fuera su propia boca. Los gemidos de mi mujer se intensifican. Y entonces lo sé, nunca le han comido así. Sólo lo sé. Sus dedos se enredan en mi pelo. Mi lengua recorre cada centímetro de su pequeña dulzura. No quiero salir de aquí. Aprieto sus muslos, recorro su cuerpo con mis manos hasta llegar a sus deliciosos montículos. Pellizco los duros pezones mientras succiono su clítoris. Canturrea en ruso cosas sin sentido. Pellizco fuerte sus pezones mientras lamo su clítoris con rapidez. Su boca se abre con un fuerte gemido. Mi polla está tan dura como el acero. Quiere ir a casa, quiere su coño. Pero ahora, sólo quiero hacerla disfrutar a ella. Es mi única misión.

NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora