DIECINUEVE

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Yelena

-Abre la guantera- dice Massimo.

Hago lo que me dice. Abro la guantera que tengo frente a mí. Dentro sólo hay dos glock 22 y un cuchillo punta de lanza, cada cosa en sus fundas.

-Son para ti.

Doy un grito de felicidad, me lanzo hacia Massimo y lo beso en la mejilla. Agarro las pistolas con la funda y el cuchillo con la suya. La funda de las pistolas es estilo chaleco, como la de Massimo. Meto los brazos por los huecos y me la ajusto, paso las correas por debajo de mi pecho y la abrocho.

-El cuchillo va en tu muslo.

Levanto un poco la pierna y ajusto bien las correas, luego las abrocho y me aseguro de que no se mueva.

-¡Me encanta!- digo emocionada.

Saco una de las pistolas de la funda, echo el seguro y apunto hacia adelante. Saco el cargador.

-Calibre cuarenta- murmuro.

Veo a Massimo sonreír ampliamente. Le gusta verme feliz, me he dado cuenta de eso. Estos diez días han sido un poco duros para mí. Estoy acostumbrada a levantarme temprano e ir al pabellón todo el día o ir a alguna misión que me encargue mi padre. Sin embargo, aquí sólo tenía que estar en la cocina o cuidando de Massimo y a veces de Gabriella, para no aburrirme. Adoro cuidar de Massimo, es bueno conmigo y sólo deseo devolverle esa bondad. Echo la vista hacia atrás, recordando los últimos años de mi vida. Jamás hubiera pensado que estaría así con él. Lo odié durante tanto tiempo por algo que no hizo. Durante un tiempo ambos nos negamos conocernos mejor. Los insultos y las peleas son cosas del pasado, aunque de vez en cuando me gusta llamarlo fottuto y él me devuelve el insulto llamándome suka. Siempre terminamos riéndonos a carcajadas. Ojalá Milena estuviera aquí, le habría caído bien Massimo. Guardo el arma en la funda.

-Estás preciosa con las armas- dice Massimo.

-Entonces me las dejaré cuando vayamos a la cama más tarde.

Massimo gruñe.

-Voy a follarte con ellas, Yelena. Y voy a follarte duro.

Me muerdo el labio, estoy ansiosa por eso. Massimo entra en el parking subterráneo del club. Subimos en el ascensor a la planta principal, la música comienza a escucharse en cuanto se abren las puertas del ascensor. Massimo entrelaza nuestros dedos.

-No te separes de mí- dice.

-Sé defenderme, bebè.

-Por eso lo digo- dice sonriendo.

Salimos del pasillo del ascensor, la sala principal está llena de gente bailando y bebiendo. En los reservados VIP, hay hombres con mujeres sobre sus regazos, otros tienen sus manos metidas bajo los vestidos de sus acompañantes. Hay gente besándose por todos lados.

-Es un club de sexo, amore- me explica Massimo.

-Mijaíl tiene uno en Moscú, aunque nunca va. Se encarga nuestro primo Sergey, a Calina no le gusta que mi hermano vaya al club.

-Yo sólo tengo ojos para ti.

-Más te vale si no quieres que te castre y no hablo químicamente.

Massimo se ríe. Entramos en un reservado vacío, desde aquí se ve todo el lugar. Massimo se sienta y me empuja por las caderas hacia bajo, me siento en su regazo. Su mano se posa en mi cadera y la otra en mi muslo. Un hombre que se parece a Alessio se acerca a nosotros.

-Primo Franco- lo saluda Massimo.

El hombre se sienta al lado de Massimo. No deja de mirarme.

-Quita tus ojos de mi mujer, Franco- ordena Massimo.

NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora