Yelena
Mi padre llegará pronto a Italia. Estamos de camino al puerto. Amato y Pittore llevan a Nic y Bogdán en el maletero de su coche. Massimo y yo vamos con sus hermanos en el mismo coche. Frunzo el ceño mientras miro a Enzo en el asiento delantero.
-Enzo... ¿Te estás comiendo mi cena?- pregunto.
No contesta, sigue comiéndose mi arroz chino.
-El repartidor estaba en la puerta cuando bajé- termina diciendo.
Me inclino hacia adelante y le arrebato uno de los recipientes.
-¡Eh! Esos son los rollitos, dame uno- protesta.
Abro el recipiente ante su atenta mirada, saco un rollito y le doy un bocado.
-Está tan bueno- digo para provocarlo.
Massimo y Alessio se ríen. Enzo me fulmina con la mirada. Saco el siguiente rollito y me lo como. Le ofrezco a mi esposo.
-No, amore. Come tú- dice.
Me da un beso en la sien. Desde que subimos al coche no ha soltado mi mano. Sé que esta noche ha sido una de las peores para él. Vi el miedo en sus ojos cuando Nic se estaba desabrochando los pantalones. Hace un rato, me explicaron cómo Alessio y Enzo sabían lo que estaba pasando. La alarma conectada a la casa del viñedo es todo un acierto. Gracias a eso estamos vivos y a punto de vengarnos. Sin embargo, sólo estoy fingiendo estar bien. Yo también tenía miedo, no por mí. Sino por Massimo. Realmente, no me hubiera importado lo que Nic me hubiera hecho. Pero saber que eso podría haber dejado una marca en Massimo, me mata. Y por otro lado está el búlgaro. Mi esposo ha estado años torturándose por un crimen que nunca cometió. Lo llamé asesino tantas veces. Miro a Massimo. Está mirando nuestras manos, pero sin verlas realmente. Está perdido en sus pensamientos. Y si lo conozco bien, está recreando ese día una y otra vez. Intentando recordar qué pasó. Enzo me ofrece otro de los recipientes de comida y unos palillos. Lo agarro y lo abro con una mano. Intento apartar mi mano de la de Massimo, pero no me deja ir.
-Necesito la mano para comer- digo.
Massimo parece no escucharme.
-Mia vita- lo llamo.
Sus ojos se enfocan en mí.
-Mi mano, la necesito para comer- digo sonriendo.
-Lo siento, estaba pensando- dice.
Mi mano es liberada de la suya, separo los palillos sin dejar de mirar a mi esposo. Me preocupa que le de tantas vueltas a lo mismo. No hay nada que pueda cambiar, Bogdán confesó.
-¿Lo sabías?- pregunta mirando a Alessio.
Él asiente.
-Si te refieres a lo que hizo Luca, sí. De lo otro no tenía ni idea, si lo hubiera sabido te lo habría dicho hace años.
Massimo asiente.
-¿Por qué no me dijiste nada?
-Porque ya tenías suficiente culpa encima. Te habrías culpado también por esto. Fue decisión de Luca enviarlo a la cárcel, la policía necesitaba un culpable y Luca lo eligió a él. Sus huellas estaban en la escena, fue fácil.
-¿Crees que Luca sabía que él fue el verdadero asesino de Milena?- pregunto.
Alessio suspira.
-Luca estaba loco, pero era inteligente y muy observador. Quizás lo sabía y no dijo nada. Nunca lo sabremos.
-No puedes seguir torturándote con ese día- digo mirando a mi esposo- Necesitas olvidar, por favor.
Su mano se posa en mi mejilla. Inclino la cabeza hacia el toque.
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NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]
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