VEINTICUATRO

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Massimo

Yelena agarra los alicates y ordena a Emelio y Beni que le abran la boca a Agostini. Ellos la obedecen. Me siento en el borde de la mesa para ocultar mi erección, me pone muy duro ver a mi mujer en acción. Yelena le mete en la boca los alicates y tira con fuerza. Agostini grita. La sangre brota se su boca. Agarra de nuevo el bisturí. Se lo acerca a la polla. Agostini suplica que no lo haga.

-Le haré un favor a la puta que tengas que pagar para chupar esta diminuta polla- le dice mi mujer a Agostoni.

Emelio y Beni se ríen. Llevamos casi media hora de interrogatorio. Agostini no ha dicho ni una sola palabra sobre el dinero. Yelena ordena que tumben a Agostoni en la camilla. Emelio y Beni la obedecen.

-Voy a darte dos opciones Agostini- le dice mi esposa- Puedo darte una muerte rápida o una lenta. Tú decides.

-No quiero morir, signora. Ti prego.

-Dime dónde está el dinero y lo consideraré.

Agostini niega con la cabeza.

-Está bien, veo que has decidido.

Yelena corta el pezón izquierdo de Agostini con el bisturí. La sangre llena el pelo y la cara de mi esposa.

-Ti prego- suplica Agostini.

-¿Sabes? Siempre he querido probar algo- dice Yelena- Emelio trae una escoba con el mango redondo.

Frunzo el ceño. Yelena palmea el pecho de Agostini.

-Tranquilo, quizás hasta disfrutes de lo que voy a hacer- dice sonriendo.

Los ojos de Agostini están abiertos por el horror. Emelio entra en la habitación con una escoba, se la entrega a mi mujer. Ella rompe el palo de madera en dos.

-Abre bien las piernas cariño.

-¡No! ¡No!- grita Agostini- El dinero está en el apartamento frente a mi casa. Nadie vive ahí por eso lo escondí bajo el suelo.

Mi esposa sonríe. Luego me mira. Suelta el palo en el suelo. Llama por teléfono a Leo y lo envía a buscar el dinero junto con Bruno.

Cuarenta minutos después nos informan que lo han encontrado, está todo. Más de cincuenta mil euros.

Yelena está cubierta de sangre. Agostini ha confesado dónde está el dinero que nos debe. El cabrón pensó que podía robarnos y salir impune de esto. Mi esposa le ha cortado la garganta después de tres horas de tortura. Incluso cuando confesó ella siguió torturándolo para enseñarle que nadie le roba ni juega con los Di Santos. Me encanta que se incluya en nuestra familia. Agostini se desangra colgado de las cadenas. El trabajo que ha hecho mi mujer es el mejor que he visto en años. Agostini cantó como un pajarito antes de la media hora, nunca he visto a nadie lograr una confesión tan rápido. Ni siquiera a Enzo o Alessio. Agostini era un hueso duro de roer. No es la primera vez que sufre una tortura. Acudió a nosotros cuando escapó de los malteses. Sufrió meses de tortura y nunca habló, pero mi mujer ha derrumbado sus muros en media hora. Estoy muy orgulloso de ella.

-Kotenok, volvamos a casa- le digo.

Yelena asiente. Tomo su mano para sacarla de aquí. Miro a Emelio y Beni.

-Que la gente se entere de lo que les pasará si intentan engañarnos- ordeno.

Ambos asienten. Llevo a mi mujer hacia el exterior. Subimos al coche en silencio. Me giro hacia mi esposa, le aparto un mechón de pelo ensangrentado de la cara. Mi teléfono suena con una llamada. Arranco el motor del coche y la atiendo. La voz de Alessio resuena en el interior del coche.

NO MATARÁS #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora