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     "  —En otras noticias el juez Dong Youngbae está siendo procesado por un supuesto homicidio. Se dice que el sujeto cometió el delito por la noche mientras su esposa dormía ya que la escena del crimen se llevó al cabo en la habitación que el matrimonio compartía. Lamentablemente la mujer dejó este mundo junto a un pequeño gatito que habían adoptado uños antes del hecho. Ambos cuerpos estaban descuartizados y escondidos bajo las sábanas. La policía recibió el llamado del mismo juez a las seis y cuarto de la mañana y fue detenido como sospechoso principal del acto. Este se declara inocente, aunque hasta el momento no se han encontrado pruebas que indiquen que las entradas han sido forzadas y, para su desgracia, sus huellas se hallaron en el cuerpo.
Se le ha retirado el permiso legal para dirigir la corte hasta nuevo aviso.
La escena del crimen aún está en plena investigación..."

Los familiares estaban reunidos en la oficina de Odio escuchando la notica relatada por una reportera en el teléfono de Hoseok. Jungkook tras su escritorio, Justicia -que se había acercado una silla- sentado junto a él, Lalisa sentada de lado sobre el escritorio de su hermano para no darle la espalda y Jimin en el sillón de cuero frente al escritorio de Odio.
Todos sonreían a causa de las buenas noticias, a excepción de este último que a pesar de estar feliz su rostro se mantenía relajado e inexpresivo como siempre.
Park tampoco sonreía. Tenía una expresión perdida y triste, la cabeza baja y estaba encorvado dejando sus codos apoyados sobre los muslos. Odio lo había llamado para que también escuchara la nota de los reporteros en vivo y le permitió sentarse en el sofá sin la necesitad de estar esposado ya que él lo vigilaría de cerca.

—Otro trabajo bien hecho. —habló Justicia con una sonrisa mientras guardaba el teléfono en su bolsillo cuando cambiaron a las noticias del clima.

—Ya no nos molestará más. —comentó Odio por lo bajo.

—¡Hazlo otra vez, Justicia! —pidió Revolución mientras reía— Solo una vez más, por favor.

   Hoseok abrió sus ojos lo más que pudo poniendo una expresión inocente y llevó sus manos a su pecho posando una sobre la otra.

—¡Usted es mi ídolo! ¡Quiero ser como usted! —se burló imitando la escena que Odio había montado el día anterior.

   Lalisa soltó una carcajada.
Jungkook sonrió de lado. Era poco expresivo, pero le causaba gracia.

—Mi hermano es un actor de primera —comentó Revolución aún manteniendo su sonrisa—. Toda esa escena idolatrando a los abogados que en el día a día se come entre dos panes. ¿Dónde estaríamos sin él?

  Hoseok se puso serio fingiendo estar ofendido.

—¡Oye! Yo soy abogado de verdad... —se defendió.

—Sabes lo que quiero decir, tonto. Serás abogado, pero abogado del diablo.

Hoseok se puso de pie, se acercó y la golpeó en el hombro de manera juguetona ante el chiste. Ambos rieron y Jeon solo admiraba a sus familiares con cariño. Él realmente amaba a su familia.
  La puerta se abrió de repente y todos voltearon ante el sonido, excepto Jimin que estaba en su mundo.
Taehyung entró a paso acelerado con una sonrisa y saltó sobre el regazo de Jungkook quedando sentado de costado a él. Se sostuvo de su cuello y lo miró a los ojos con una sonrisa cuadrada.

—¡Mi héroe! —comenzó a repartir besos en todo el rostro del jefe—. Mi hermano y yo vimos la noticia en la sala.

—Oh, ¿lo vieron? —Jungkook le sonrió— ¿eso quiere decir que tu hermano ya volvió?

—Si, está en la sala con Destrucción. Vendrán en un minuto —Taehyung tomó su rostro con ambas manos y lo miró serio—. Dime, cariño. Dime cómo lo hiciste. —rogó en un tono bajo.

El beso de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora