Locura de amor! (Ruggarol)

Cap 20: Mágica noche🌚

Cuando ya la tuvo recostada y con su cuerpo encima, se dedicó a consentirla con sus labios en los de ella, la besaba de forma lenta, disfrutando cada centímetro de su boca, queriendo hacerlo eterno, absorber su esencia e impregnar la en su persona, en sus labios, en su cuerpo, en su misma alma. Recordar cada segundo de su vida el sabor de ella, la suavidad de su piel y labios, llevarla consigo hasta lo más recóndito de su memoria, marcarla con su nombre en cada segmento de su existencia.

Besarla para el era una práctica tan placentera, tan disfrutable, sentía que desnudaba su ser cuando lo hacía, ya que no podía evitar decir con esas caricias cuanto la amaba, la necesitaba y veneraba, cuanto dependía de ella, cuanto la extraño el tiempo en que estuvieron separados, estos ya sean segundos, minutos, horas o días.

Deslizó su rostro por su cuello, si mandíbula, su clavícula, su hombro, mientras los botones de su camisa se iban desalojando de sus ojales uno por uno, mientras las mangas de su camisa se escurrían por sus brazos, siendo la cálida piel de su abdomen rozada sutilmente por la suya. En el correr de los segundos la ropa que escasamente cubría la parte superior de su cuerpo fue desalojada por sus delicadas y pequeñas manos, sintiendo como se erizaba cada vello de su cuerpo al sentir como lo acariciaba en una mezcla exquisita de cariño y sensualidad, como en sus ojos verdes se distinguía el deseo junto con la inocencia, una mezcla perfectamente equilibrada que solo lo hacía amarla más todavía, y querer cuidarla y protegerla con su propia vida, hasta que el aliento ya no le salga de sus labios.

La volvió a recostar en la cama mientras la miraba con adoración, acariciando con una mano su mejilla, mientras que con la otra sostenía su peso, manteniendo ambos un cómodo silencio estando conectados por sus miradas, leyendo en las pupilas del otro todos esos sentimientos que los abarcaban y les rebosaba la existencia, para luego el decir en murmullo.

Ruggero : siempre te voy a cuidar, siempre te voy a amar, siempre serás lo más importante... Lo sabes verdad, amor?

Karol : lo sé... Y yo siempre voy a estar ahí para que me protejas y me cuides, así como yo pienso hacerlo contigo, nunca me alejaré, nunca estaremos solos amor...

Ruggero : me lo prometes? - pregunto viendola fijamente, con un brillo especial en sus ojitos castaños, necesitando con urgencia la respuesta.

Karol :  te lo juro... Siempre estaremos juntos.- respondió con la mirada cargada de cariño y seguridad, misma seguridad que quería transmitirle.

Ruggero : Gracias...- mustio mientras pegaba sus frentes y cerraba los ojos, para luego volver a besarla con vehemencia, la mano que sostenía su mejilla la deslizó por sus hombros, siendo estos recorridos no solo por la piel de sus dedos, sino también por la tela de los braletes de lo que la cubría de su desnudez, había expectación en ambos, ansiedad, pasión y hasta miedo, miedo a que eso no se repita, miedo a que quede como un recuerdo, mirado a conocer el paraíso solo un breve tiempo.

Miedos que al correr de los segundos iban menguando, iban siendo sustituidos por la necesidad que tenían con el otro, por las ansias de fundirse juntos, de perderse entre sus pieles de la realidad, de olvidarse de los demás.

Karol sentía como se iba derritiendo lentamente con sus labios, con sus manos, con su cuerpo. Su aliento la embriagaba, su tacto la extasiaba, su aroma la impulsaba a una plataforma más elevada de las que conocia, un nivel espiritual que la deleitaba e inundaba con el éxtasis, con la lujuria, con amor.

Acarició con sus finos dedos de forma temblorosa la piel de su torso, rozaba con lentitud y recorría con con suavidad su anatomía, sentía sus estremecimientos ante sus caricias, provocando con sus reacciones hacerle ganar confianza y seguridad, siguió su camino hasta el borde de la tela, la cual cubría lo que resultaba en ella, y hacia un tiempo ya que la asaltaba.