14. Amanda

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Hace unas semanas

Amelia

No puedo dejar de pensar que mi primer día en esta escuela será horrible. Para empezar, estoy corriendo apresurada por los pasillos ya que caminé hasta un salón que no era el mío y estoy llegando casi diez minutos tarde.

No te caigas
no te caigas
no te caigas

Cuando logro ver la puerta con el número que me indicaron, tomo lo que me queda de fuerzas para correr e intento recargarme en ella para recuperar el aliento, pero se me va el alma cuando esta se mueve y azota contra la pared, llamando la atención de todos.

—Buenos días profesor, perdón por llegar tarde —digo, y empiezo a tomar aire. Siento gotas de sudor formarse en mi frente y estoy segura de que debo verme como un desastre.

Todos en el aula me miran y me siento avergonzada por lo ridícula que me estoy viendo. El hombre me hace una seña para que pase. Camino hasta su escritorio y le explico que no encontraba el salón, me pregunta mi nombre y apellido y yo le pido que de favor no me haga esas presentaciones frente al grupo que tanto incomodan a todos.

Me siento en el primer lugar vacío que encuentro y respiro hondo para calmar mis nervios. Levanto mi cabeza para mirar a mi alrededor, pero mi mirada choca con alguien. A mi lado, está una chica con cabello corto y negro, las mejillas sonrosadas, las mangas de su sudadera arremangadas y una mirada tranquila. A diferencia de los demás, ella no parece estar sorprendida por mi llegada.

Siento como mis mejillas arden, es demasiado guapa. Cuando me mira, sonríe de una forma que me inspira comodidad, como si me estuviera dando la bienvenida con solo sonreír, y yo le regreso la sonrisa.

Entonces cuando caigo en cuenta que no tengo ni idea de que hacer. Así que agarro valor y me inclino hacia la chica.

—Disculpa, ¿que tenemos que hacer? —pregunto.

Me mira un par de segundos, como si estuviera algo pérdida, y luego empieza a señalarme el trabajo, tiene una voz ligeramente ronca y cuando la veo a los ojos noto un par de ojeras muy marcadas, aunque debo admitir que no se le ven tan mal. Le doy las gracias y continuo la clase sin decirle nada más.

***

—Esos chicos de ahí son Amanda Gray y Derek Lambert —Me dice Judy, señalando al grupo de personas que entra a la cafetería, entre ellos reconozco a la chica que estaba sentada junto a mi—. Derek es demasiado para ella, ¿no crees?

No me sorprende que una chica tan guapa tenga novio, pero que la rebajen por salir con ese tal Derek es demasiado.

—Si yo fuera tú no me acercaba a Amanda, es un poco...rara. Por eso ninguna de nosotras habla con ella —agrega Melissa, que es otra de mis compañeras. Estoy sentada en una mesa con ellas y el resto de sus amigas. Me alegro de al menos tener alguien con quien sentarme hoy.

—¿Significa que la excluyen de todo? —me parece algo cruel excluir a una chica solo por salir con el chico que les gusta.

Todas empiezan a lanzarse miradas, como si no se hubieran dado cuenta de la gravedad de eso.

—No la excluimos —asegura otra de las chicas—, le hablamos alguna que otra vez.

—¡Exacto!, tampoco es como que Amanda se acerque mucho a nosotras desde que sale con Derek. —agrega otra, que ni siquiera sabía que estaba escuchándonos porque solo mantiene la vista sobre su celular.

—Es una hipócrita que nunca nos dijo que estaba enamorada de Derek, incluso cuando mencionamos varias veces que a muchas nos gusta —dice Judy.

Yo hago una mueca a modo de respuesta, empiezo a sentirme incómoda con ellas.

Una Novia Para Amanda GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora