Una Novia Para Amanda Gray

20. Interrogatorio

Amanda

..Ravens.GrahamSchool
¿En serio alguien le tenia fe?
Lo siento mucho por todas las lesbianas de nuestra escuela que realmente confiaban en ella, si es que las había...

Hace 6 horas
23 de octubre de 2022

Tal como suponía que iba a pasar, mis notificaciones de Instagram no tardaron en llenarse de gente etiquetándome en comentarios, que preferí no leer, y en las publicaciones de la cuenta de chismes.

No toqué mi celular el resto del sábado porque tenía miedo de lo que pudiera toparme. Tampoco contesté cuando Derek llamó porque estaba en medio de una discusión con mi madre, ni siquiera recuerdo por qué fue, solo se que terminé demasiado estresada como para contestar sus mensajes.

Tampoco hablé con Amelia. Sea lo que sea que quería decirme, tendrá que decírmelo el Lunes que la vea.

Estuve apunto de hacerlo esa noche, pasé casi media hora sentada en el suelo del baño con el perfilador para cejas en la mano, dudando si sería buena idea. Lloré sin saber muy bien el porqué, quizás de impotencia, estrés, o simplemente porque era una tonta que no sabe controlar sus emociones.

Reconsideré ir con Leo, pero me convencí de que era lo que necesitaba. Mi madre se sorprendió cuando le pedí permiso, aunque también se molestó por no hablarle sobre mi salida con él el día anterior. Aún así me dejó ir.

—Buenos días —me saluda Leo cuando entro en su auto.

—Hola, ¿A qué café iremos? —digo entusiasmada mientras me pongo el cinturón.

—A Brooke's, ¿no es obvio? —Sonríe, pero por mi expresión se da cuenta de que no es precisamente el lugar al que creí que iríamos.—. ¿Hay algo de malo con ese lugar?

—No, ninguno. —Niego con la cabeza y desvío mi vista hacia la ventana.

No decimos nada en el camino, Leo pone algo de música y dice uno que otro comentario sobre la ciudad.

Llegamos a ese pequeño restaurante más viejo que nosotros, ese del que tanto estuve huyendo estos meses.

Por lo cerca que está de nuestra antes secundaria pasábamos ahí las tardes mis amigos y yo, gastando nuestros ahorros comprando todo lo que veíamos en el menú y de vez en cuando veníamos solo para hacer tareas. A veces solo venia yo, tomaba tres tazas de café mientras leía algún libro y me iba a casa.

Bajo lentamente del auto y desde antes de entrar al local siento punzadas de nostalgia en el pecho. No ha cambiado nada, y eso hace que me sienta más extraña.

Al entrar me dejo llevar por ese olor a comida casera y café que nos inunda, tardo en darme cuenta de que Leo se dirige a una mesa en específico. nuestra mesa. La punzada en mi estomago hace que por reflejo lo tome del brazo antes de que se siente.

—Vamos a esa de ahí mejor —digo, señalando una al otro lado del pequeño local.

Parece extrañarlo un poco, pero me sigue hasta esta y se sienta frente a mi.

—¿Recuerdas este lugar? —me pregunta, dándole un vistazo a nuestro al rededor.

Asiento con la cabeza, apreciándolo todo también.

—Esa mesa fue nuestra favorita por mucho tiempo —murmura, señalando la mesa a la que estuvo por sentarse, aquella en la esquina junto a la ventada.

—Lo sé.

Parece acordarse de ese pequeño detalle, porque se remueve en su asiento.

—Ustedes venían mucho por aquí, ¿verdad? —pregunta, con algo de recelo en su voz.