Una Novia Para Amanda Gray

27. Disculpas

Amanda

—...Call It What You Want, Mine, Afterglow, Daylight, Lavender Haze, End Game... aunque esta última sería ir muy lejos —digo, alzando un dedo por cada canción.

Amelia y yo estamos acostadas en su cama. Tengo mi cabeza sobre su estomago y ella pasa sus dedos por mi cabello mientras tratamos de enumerar canciones de Taylor Swift que nos representen. Claramente la idea fue mía.

—Quizás Snow On The Beach sea nuestra canción. ¿O sería muy cliché irnos por Lover?

Sonrío.

—Un poco tal vez. Y yo pensaba en Delicate... ya sabes, encaja un poco más.

Enreda su dedo en un mechón de mi cabello y le da vueltas mientras piensa.

—No recuerdo muy bien la letra, hace mucho no escucho Reputation.

Me reincorporo.

—Es broma, ¿verdad? —la miro en busca de una sonrisa, aún tiene la mano con la que me acarició el pelo alzada y solo veo pena en su rostro—. Reputation es nuestro álbum, tiene muchas canciones que nos quedan como anillo al dedo, ¿como es posible que no lo escuches?

—Es que yo soy más de escuchar Red...

Abro la boca para responderle, pero mi celular comienza a vibrar en la bolsa de mi sudadera y lo saco. Es Derek.

Espero unos segundos antes de responderle por qué ya se lo que dirá.

—¿Si, Der...?

—Si no vienes en menos de cinco minutos bajaré del maldito auto y no me iré hasta que estés junto a mi —me amenaza en cuanto escucha mi voz.

Le doy una mirada dolida a Amelia y ella lo capta. Se levanta y camina hasta su closet para buscar los zapatos que le pedí.

—¿Qué dices? ¿Otros diez minutos? Gracias, te quiero mucho —finjo no escucharlo, y cuando éste vuelve a gritarme le cuelgo.

Amelia se da la vuelta y me tiende su par de converse rojos. El disfraz que Derek eligió para mi lleva justamente estos zapatos. Yo solo tengo unos tres pares y dos de ellos son vans, así que tuve que venir a pedirle unos a mi querida novia.

—Gracias —le digo, tomándolos—. ¿Te veo más tarde?

Asiente, con una sonrisa.

—Me muero por verte usándolos.

—Y yo me muero por verte vestida de Daphne.

Se acerca y le acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Al menos tú no tendrás que estar conmigo cuando me arregle, te juro que la habitación de Nancy será un completo desastre por dos horas hasta que todas estemos listas.

Hablando de chicas y maquillaje...

—¿Podrías enseñarme cómo rizarme las pestañas?

Sonríe y asiente.

—Por supuesto que si. Tienes las pestañas tan bien cuidadas que me parece un crimen que no las luzcas.

—Los rizadores y yo tenemos una muy mala relación.

—Creo recordar que con los delineadores también —agrega, recordando lo que pasó hace unas semanas aquí, en su habitación.

Niego con la cabeza, devolviéndole la sonrisa.

—Me costó mucho quitármelo de la cara.

—Una disculpa por eso. Pero en mi defensa, en serio quería besarte en ese entonces y me tenías tan nerviosa que no me di cuenta.