Sus sentimientos eran un secreto pero poco a poco se fueron saliendo de control, dejó de guardarlos y se permitió sentirlos como cualquier otro adolescente de 18 años... Entonces se dio cuenta de lo inevitable: El Gran Dios Asesino de las Explosione...
Volver a la normalidad fue difícil para los héroes pero con el esfuerzo de todos se pudo lograr. Para cuando los estudiantes del curso de héroes pudieron regresar a su vida escolar habían pasado casi 2 años desde la guerra contra La Liga de los Villanos.
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Era Marzo 10 y el primer día de clases de Bakugou Katsuki en su segundo año como estudiante de UA, esa mañana estaba especialmente callado pues se sentía algo nervioso de volver, regresar a algo que, de alguna manera, se le hacía absurdo si ya había vivido atrocidades como héroe en el campo de batalla; mientras se hacía el nudo de la corbata en el espejo del baño recordó todo lo que vivió con esos con los que iba a comenzar otro año escolar. "¡Menuda estupidez!" Pensó molestó y tirando de la corbata con energía para sacarla del cuello de su camisa y dejarla en el mueble con un manotazo.
- ¡Mierda! – Se quejó frunciendo el ceño y fijándose en su imagen en el espejo. La cicatriz en su mejilla bajo el ojo derecho y la pupila color gris. Era una persona completamente diferente desde la guerra, no sólo por su derrota personal sino por lo que le sucedió a su cuerpo; mientras los demás estaban trabajando para reconstruir la ciudad, él estaba en el hospital, no llegó a poner un solo ladrillo porque su cuerpo se tuvo que adaptar a sus nuevos órganos y sobre todo adaptarse mentalmente. - ¡Joder! – Volvió a mentar molesto porque no quería que sus compañeros dijeran nada de su "nuevo" aspecto físico.
- Katsuki, ¿ya estás listo? –
- Ahora voy. – Había vuelto a casa de sus padres y desconocía si el sistema de dormitorios volvería a funcionar; incluso sus cosas se habían quedado en UA desde aquel entonces; jamás volvió a saber de sus pertenencias pues cuando se tuvo que mudar, les dijeron que sólo llevaran ropa y nada más y con el paso del tiempo hasta se le olvidó; su prioridad fue sanar su cuerpo y después entrenar a puerta cerrada por su cuenta, pero sólo físicamente, no había usado su quirk en mucho tiempo porque no tenía permitido hacerlo ya que su licencia había expirado y se dio cuenta que extrañaba mucho usarlo. A veces por las noches, ya tumbado en su cama crepitaba quemando el sudor de sus palmas sólo para mirar si aún funcionaba, pero nada más; tenía mucho de no hacer una gran explosión y hasta sus oídos lo extrañaban así que por eso decidió volver a la academia, porque necesitaba del lugar para entrenar y terminar sus estudios para ser un héroe. - ¿Quieres que te llevemos en el auto? – Continuó Mitsuki Bakugou sacándolo de sus pensamientos.
- No. –
- ¿Hasta el metro entonces? –
- No bruja. – La mujer lo miró desde el marco de la puerta del baño y apretó la madera sutilmente. – Nada me va a pasar. – Dijo al notar que su madre estaba siendo aprensiva.
- La última vez que saliste por la puerta me dijeron lo mismo y... -
- Sigo aquí, ¿ok? – Hablaba quedamente sin mirarla y ella desistió a sabiendas que esa conversación lo ponía de mal humor.
