~A raíz de un Enamoramiento~

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Uraraka se sentía mas tranquila, pero sabia que el chico iba a tener problemas, por lo menos su madre le iba a gritar, y es que no la culpaba, con todo lo que le había pasado a su hijo, esa mujer debía tener un temple de hierro para animarse a dejarlo salir. Caminaron de regreso un par de minutos en silencio y ella se vio obligada a opinar.

- Me da vergüenza con tu mamá. -

- ¿Ah?, ¿Por qué? -

- Pensará que soy una mala influencia para ti. -

- ¡Ppffffttt! ¿Tú una mala influencia para mí? ¡No me jodas! -

- Bueno es que... es tarde. -

- No lo es... deja el drama. -

- Hmmm. ¿Está mal? - Preguntó apenada y sonrojada con las manos en los bolsillos de su sudadera.

- No. - Y la rodeo por el cuello con el brazo. - Me gusta. - Agregó sonriendo. Eso la hizo sonreír apenada pues, además nunca había caminado de esa manera con un chico. "Su calor es tan agradable y el peso de su cuerpo me hace sentirme extrañamente bien" Ochako no entendía lo que sentía pero el andar como iban le era demasiado bueno, tanto que pasó su brazo por su espalda y apoyó su cabeza en su hombro; esa diferencia de estaturas era perfecta para caminar de esa manera sin que fuera dificil.

Katsuki también iba en sus pensamientos, memorizando lo que era caminar de esa manera con una chica, aunque no con cualquier chica, sino con la número uno en redondez y agallas

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Katsuki también iba en sus pensamientos, memorizando lo que era caminar de esa manera con una chica, aunque no con cualquier chica, sino con la número uno en redondez y agallas. "Esta mierda no es real, lo sé, es un maldito engaño" Se dijo no queriendo dar muestras de su enfado para que la chica no preguntara. De esta manera se fueron todo el camino de regreso al departamento y en la entrada se soltaron para descalzarse.

Una vez dentro ambos se despojaron de las sudaderas y él se la ofreció a ella que las dejó en el mueble de la cocina, luego se fue a servir un vaso con agua; él por su parte sacó la cajita de la bolsa y se puso a leer las instrucciones. Mientras él hacía esto recargado al mueble de la cocina con una mano y la espalda Ochako lo miraba, sus facciones, sus músculos marcados contra la camiseta que llevaba puesta, los pantalones caídos y arrastrando. "¿Es este mi chico ideal?, ¿Puedo ser feliz con él?" Eran dudas que surcaban su cabeza pues su corazón herido todavía lloraba por otro, suspiró y giró el rostro hacia otra parte. "Que tonta he sido, he vivido engañada por la personalidad dulce de Deku kun" Pensó la castaña que dejó el vaso y se fue caminando hacia su habitación para guardar las sudaderas; "Malinterpreté su amabilidad" Se dijo pensando en el peliverde; cuando guardó las prendas se sentó en el borde de la cama y se mordió los labios. "De verdad que fui una tonta... y no lo vi a él... ni una sola vez..." La sucesión de imágenes que atiborraban su cabeza eran variadas, en todas el chico salía a su lado, renegando o quejándose, pero por alguna razón terminaba a su lado, caminando o haciendo alguna actividad. "¿Será que él gustaba de mí desde hace tanto tiempo y yo no lo vi?" Pero algo le decía que si hacía esa pregunta, él no iba a responder.

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