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Un desgraciado suceso había ocurrido, la muerte de Laena Velaryon.

Las familias Velaryon y Tagaryen estaban reunidas en la Sede del Mar para honrar a la difunta Laena.

Estaban reunidos para entregarla a las aguas eternas, los dominios del Rey Tritón, donde él la guardaría para el resto de los días.

— Al echarse a la mar para hacer su último viaje, Lady Laena deja en la orilla a dos hijas legítimas. Aunque su madre no regresará de su viaje, todas seguirán unidas por la sangre. La sal fluye por las venas de los Velaryon. Nuestra sangre es espesa. Nuestra sangre es pura y nunca debe diluirse.  

Y Arwen sabía que aquel hombre se dirigía a ella y a sus hermanos, pero recordaba las palabras que Aemond le había dicho, a él no le importaba si ella era o no bastarda. 

El hermano de su abuelo, Daemon, comenzó a reírse y a mirarlos. 

Luego de eso, arrojaron el ataúd de Lady Laena al mar. Arwen se giró y abrazó a su padre, ya que para él era duro haber perdido a su hermana, ella solo quería que su padre se sintiera querido y apoyado en estos momentos. 

— Del mar venimos y al mar regresaremos —dijo Corlys antes de que el féretro cayera al mar.

Los dragones más grandes que Arwen había visto alguna vez en su vida sobrevolaban el sitio donde ellos estaban comiendo. Ella estaba justo a Jace conversando, no queriendo encontrarse con Aemond. Ambos hermanos estaban tristes y no solo por la muerte de Laena, también por la de Ser Harwin.

— ¿Él te gusta verdad? 

— Claro que no me gusta, Jace. Es imposible que él me guste. Jamás.

— Mamá siempre dice que mentir está mal, Arwen. Y a los mentirosos les cortan los meñiques.

Arwen estaba un poco impactada, su hermano acababa de insinuar que a ella le gustaba su tío. Y eso era imposible, a ella jamás le gustaría Aemond, él solo era un buen compañero. 

Vio a su madre dirigirse a ellos.

— ¿Habéis visto a vuestro padre? 

Ambos negaron con la cabeza y Rhaenyra miró a su hijo.

— Vuestras primas han perdido a su madre, ve a consolarlas Jace

— Nosotros también merecemos consuelo —dijo el chico

Su madre lo reprochó, pero él siguió hablando.

— Deberíamos de estar velando a Lord Lyonel y a Ser Harwin 

— Hijo, eso no sería apropiado. Los Velaryon son familia, los Strong no. Mírame, ¿lo entiendes?

Jace se marchó dejando a su hermana junto a su madre.

Arwen miró a su madre y su madre le devolvió la mirada. Su madre se agachó a su altura y Arwen comenzó a hablar bajo.

— No serán familia, pero tampoco negaste que él fuera el padre de alguno de nosotros. 

Su madre se separó de ella, la agarró de los hombros y la miró a los ojos fijamente.

— Ya deberías de entender que eres una Targaryen, no importa lo que la gente diga. Eres mi hija legítima, y una verdadera Targaryen. 

— ¿Nos fuimos de Desembarco del Rey por las atrocidades que decían sobre nosotros, verdad mamá?

Rhaenyra se quedó callada, sin saber que responderle a su hija. Y cuando Arwen levantó la cabeza vio a la reina Alicent mirándolas detenidamente. Obviamente avisó a su madre sobre ello. 

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐁𝐔𝐑𝐍; Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora