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Arwen estaba en su habitación mirando a la nada mientras se sumergía en el mismo pensamiento una y otra vez. Su mirada fue a parar a una estantería mal colocada. Se levantó de su cama y se acercó a la estantería, un rollo de papel llamó su atención. Agarró el rollo de papel y se volvió a sentar en la cama. Extendió el pergamino y un mapa apareció ante sus ojos. Un mapa que contenía un pasadizo desde su habitación a la calle de la seda. 

Se volvió a levantar de su cama y con cuidado de no hacer mucho ruido movió aquella estantería mal colocada. Detrás de donde antes se encontraba la estantería ahora había una entrada que daba hacia un pasadizo. 

Una vez que ya se había cambiado de ropa a una túnica vieja y unos pantalones y una camiseta se recogió el pelo en una coleta simple y se dispuso a pasar por aquel pasadizo. 

Anduvo por aquel pasillo durante unos diez minutos y cuando al fin salió a las afueras se encontró con una calle llena de gente. Se aseguró bien de tapar su cara y sus manos casi completamente y se dispuso a andar. 

Era casi de noche así que no veía muy bien los rostros de las personas, eso era a su favor también, así nadie la reconocería. 

Anduvo inseguramente por aquella calle hasta que encontró una representación de una obra. Al parecer la obra iba sobre toda su familia, se hizo con un hueco y consiguió ver la escena. 

— Ahh, soy la favorita de el rey. Podré salirme siempre con la mía aunque sea una maldita bastarda —hablaba el personaje que la estaba interpretando

Lo cierto es que en ese justo instante le estaban dando muchas ganas de vomitar. 

El personaje que hacía de la reina Alicent se acercó a su personaje y la apuñaló.

— Pues te quedas sin dedo, pelinegra asquerosa —decía el personaje de Alicent riéndose

Arwen se miró instintivamente las manos y no pudo ver aquel trozo de dedo que le faltaba, porque se lo habían arrebatado hacía ya años, lo único que podía ver era el hueco que le sobraba en los guantes. 

Se giró y comenzó a andar lejos de aquella obra. No iba concentrada en su alrededor, así que se chocó con alguien que también estaba viendo la obra. Levantó la cabeza para disculparse y resultó ser que aquel con el que se había chocado era Aemond. El rubio la miró extrañado y ella le dio la misma mirada, mirando directamente al parche de su tío. 

— ¿Qué haces aquí? —preguntó ella 

— ¿Qué haces tú aquí? —preguntó el rubio agarrándola de los hombros y llevándola a otro lado más apartado de la gente

Entraron en un callejón sin ninguna persona y Aemond la empujó contra la pared enfadado.

— ¿Acaso no sabes dónde has venido, bastarda? Estás en la calle de la seda, el sitio donde hay peores personas, el sitio en el cuál hay un burdel en cada esquina. ¿No te advirtió "tu padre" sobre este sitio?

Arwen enmudeció al verlo así de enfadado. 

— Yo no, yo no sabía que este sitio era así de horrible

Arwen sí lo sabía, solo quería explorarlo, y Arwen era una muy buena mentirosa.

El contraste del comportamiento de Aemond con respecto al de aquella misma mañana era brutal. 

El chico estaba muy enfadado y Arwen aún seguía presionada en aquella pared. 

— Debes irte ya mismo de aquí, ¿con quién has venido? —habló el rubio con un tono un poco menos cortante

— He venido sola 

El chico soltó los hombros de Arwen y se llevó las manos a la cabeza. No podía creer que su sobrina había sido tan irresponsable e ingenua.

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⏰ Última actualización: Aug 08 ⏰

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𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐁𝐔𝐑𝐍; Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora