S2: Capítulo veinte

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Jimin POV.


Había tenido la mejor noche en días, follar en las regaderas con JungKook, para luego hacer el amor en mi celda, fue tan perfecto, tan excitante, morboso, delicioso y, sobre todo, inolvidable. Aún puedo sentir la sensación de sus labios rozando mi polla, lamiéndola con su húmeda y juguetona lengua. Su culo totalmente abierto y entregado a mí, a mi polla, dejándose hacer y deshacer tanto como quise. Dios, su culo, poseer aquella parte de su cuerpo era algo que me enloquecía de placer, más cuando gime, es vulgar, pero cuando se lo comenté anoche se puso más cachondo y terminamos en el piso, yo completamente acostado y él sobre mí, con mi pene dentro de su culo, siendo él quien llevó el control en ese momento, moviéndose de arriba hacia abajo con rapidez y rudeza, viéndose totalmente varonil y sensual ante mis ojos. Jugó con mis pezones, mordiéndolos con una sensualidad que jamás creí ver en él. Chupó el lóbulo de mi oreja, jadeé y gemí tanto que seguro los demás reos me escucharon, pero en ese momento estaba demasiado excitado, JungKook estuvo desquiciadamente travieso la noche anterior...

—¡Mierda! —medio grité al darme cuenta de mi erección, y sólo por recordar todo lo de anoche—. JungKook aún duerme.... —lo miré, estaba exhausto, seguro no despertaría y yo aquí, sufriendo por mi puta erección—. Mierda, ¿Qué hago? —me removí en mi lugar, llevé mis manos a mi entrepierna y sólo logré gemir al tocarme—. Mierda, mierda —mi compañero ni con eso despertó, estando éste al orilla de la cama, me levanté, pasando sobre él, sin tocarlo, cosa que no resultó muy bien, ya que le pisé las piernas.

Bajé del todo de la cama y me dirigí a una esquina de mi celda, como dormimos completamente desnudos, no hizo falta quitarme nada para ver mi erección, la cual me dolía más y más. De espaldas a la cama, comencé a masturbarme, para no despertar al dormilón. Me mordí los labios, tratando de evitar que mis gemidos se escucharan o que al menos no llegaran a sus oídos.

—¿Qué estás haciendo? —me sobresalté al escucharlo.

—Nada —mierda, ya estaba tan cerca de liberarme—. ¿Te he despertado?

—Como no, con ese pisotón que les propinaste a mis piernas —se acomodó para levantarse, pero lo detuve.

—¡Quédate ahí! No te acerques, mejor sigue durmiendo —pero no me obedeció, se levantó y se acercó.

—Pervertido —dijo al verme—. ¿Qué soñaste que te levantaste con eso tan animado? Eres un depravado.

—Por supuesto, la culpa no es mía —lo miré de reojo—. ¿Quién fue el que anoche se puso todo cachondo haciéndome cada cosa? ¿eh? —se ruborizó y rápidamente regresó a la cama, cubriéndose con las sabanas.

—Primero, fue tu culpa por alejarme cuatro días, tenía mis necesidades ¿entendido?

—Lo que digas —me burlé. Volví a concentrarme en lo mío, pero esta vez gimiendo para que escuchara mi ahora, "tímido y avergonzado" compañero—. JungKook ¿y si vienes a ayudarme?

—Jódete —se cubrió completamente, girándose hacia la pared, dándome la espalda.

Al final tuve que terminar solo, pues el maldito de JungKook se negó a ayudarme, pero ya me vengaría, porque algo así, no se quedaría de esa forma.

Al medio día abandonamos la celda, saltándonos el desayuno, pues seguíamos con sueño y preferimos dormir, claro, hasta que llegó TaeHyung, molestando e interrumpiendo como se le había hecho costumbre.

—¡Venga el parcito, arriba el culo! —golpeó la puerta de mi celda.

—Parece que ya se le pasó la tristeza por su hermana —dije molesto, aferrándome más al cuerpo de JungKook, quien entrelazó nuestras piernas.

Saga Jailed (JiKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora