El registro musical de mi auto tiene nueva reina, se llama Dua Lipa. Por desgracia, ya no son las canciones de Bon Jovi las que más reproduzco. Porque, sí, ya hasta me aprendí las letras de algunas canciones, en especial la que Hayden me dedicó en el restaurante, no puedo dejar de repetir ese momento en mi cabeza, me costó mucho trabajo caer dormido, y no abrazar más fuerte a Hayden cada vez que lo recordaba.
Pero, aunque Levitating tiente con que yo amenace con cantarla, comienza a sonar más alto el quejido de Hayden, que está prácticamente lanzado en el asiento junto a mí, convertido en una bolita calientita mientras abraza su suéter oversized, y sus lentes de sol destellen con el aparecer de los primeros rayos de sol de la mañana.
—¡Es muy temprano! — se queja por primera vez desde que salimos del departamento, y eso invalida mis pensamientos de que el trayecto que hemos recorrido, lo pasó durmiendo —. Aún faltan unas cuantas horas para plantar árboles.
Quiero decir, siempre baila y canta cuando la escucha, supongo que la hora elegida no fue la más adecuada para que su extravagante personalidad despertara con él. Pero me lo agradecerá, las personas no madrugan los domingos, hay menos probabilidades de que nos encontremos con alguien que lo reconozca, y tengamos que salir corriendo.
Además, cualquier excusa es favorable para ver su puchero en la mañana, y su cabello tan desordenado como lo dejé anoche. No puedo evitar sonreír al extender mi brazo para revolver sus blancos mechones de cabello, un nuevo quejido hace que aparte mi tocar empujándome por la muñeca, parece calmarse un poco al tomar su mano y entrelazar nuestros dedos, por un segundo puedo jurar que sus labios han temblado al querer susurrar su parte favorita de la canción.
Hayden, como siempre, tan adorable.
—Qué lindo te ves cuando te quejas — su lado narcisista se nota al dejar caer su cabeza hacia mí, para sonreírme. Me pregunto si se dará cuenta de las veces en que trato de coquetearle —. Vamos al hospital.
Y puedo ver una de sus cejas levantarse al apartar con su mano libre sus lentes de sol, ni siquiera pasa un segundo antes de que me haga sonreír por la forma en que toma mi rostro, y comienza a buscar algún signo de que me encuentro mal. Cómo no estar tan enamorado de una persona que siempre ha buscado mi bienestar.
—¿Estás bien? No me diste una respuesta esta mañana — trata de que su voz suene algo despreocupada al alejarse, pero no es algo que pueda ocultar de mi —. ¿Te sientes mal?
La pregunta me resulta bastante irónica, porque desde que comencé a enfocarme en él, en los sentimientos que me produce, mi vida se ha convertido en un momento más brillante, es como si estar con él me hiciera querer vivir más sanamente.
De la forma en que sea, solo termina por dejarse caer de nuevo sobre el asiento, repitiendo por lo bajo al lugar al que nos dirigimos, ni siquiera lo duda al soltar mi mano, y de inmediato baja el parasol del auto, donde instaló un espejo para estar seguro de que siempre se ve bien, antes de que pueda preguntarle qué pretende, abre la guantera, y saca un primer neceser pequeño, tiene una muy completa rutina de skincare para un momento rápido.
Ya ni siquiera me sorprende saber todos esos términos, no después de que Hayden me despierta temprano para que sigamos la misma rutina de cuidado facial, ya que tenemos el mismo tipo de piel. Levanto una de mis cejas al verle dejar sobre su cabello sus lentes de sol, se ve más despierto que antes al esparcir protector solar hidratante sobre su rostro, y cómo le conozco muy bien, sé exactamente las palabras que debo usar para volver a llamar su atención, porque una vez que Hayden comienza su rutina de cuidado personal, no hay poder humano que le detenga.
—Tendremos sexo — y levanta una ceja, mirándome de reojo. Tal vez una acción humana.
En seguida sonríe, su neceser se cierra con un seco sonido, y toda su atención vuelve a ser mía al dejar caer su cabeza sobre el espaldar, en sus ojos se marca un ligero destello de burla.
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Los Secretos de una Estrella Fugaz
Romance¿Una palabra de cinco letras, y que, además, sea un verbo? En lo último que hubiese pensando, es que a mí me gusta alguien. Entender mis sentimientos nunca fue algo que esperara me sucediera en Alemania. ¿Es realmente un descubrimiento si todos mis...