Los Secretos de una Estrella Fugaz

Capítulo 30

Ese fue uno de los viajes más largos de toda mi maldita vida, y he tomado varios aviones desde y hacia Alemania. No tenía idea de que podía sentirme tan celoso de que Hayden estuviera sentado en el regazo de alguien más durante una hora, no tenía idea de que fuera tanto lo que me gusta ese chico.

No puedo evitar suspirar al inclinar mi cabeza hacia el costado, enredando algunos de mis cabellos entre mis dedos mientras no dejo de observar el retrovisor, es como si esperar a que saquen cada cosa de la bodega me pone algo nervioso, aunque no sé muy bien si es porque es la primera actividad que hacemos todos juntos en algún tiempo, o porque esto es estar un paso más cerca de formalizar con Hayden, y en verdad quiero que salga muy bien, ya puedo sentir en la punta de mi lengua lo mucho que quiero llamarle novio frente a todo el universo.

Al escuchar la puerta de la bodega cerrar escapa un suspiro algo pesado, al instante apago el auto para salir de ahí, y que esta aventura del día de hoy tenga su comienzo. Puede que solo sea yo, pero tengo un presentimiento algo extraño, estoy acostumbrado a que cada vez que estoy con mis amigos, algún drama tiene que desenvolverse, las cosas han estado demasiado bien si exceptuamos el problema castaño de las últimas semanas.

Pero no me preocuparé por eso, puede que solo se trate de mi ansiedad. Apenas soy capaz de guardar la llave del auto en mi bolsillo antes de que Hayden camine hacia mí, susurrando que está emocionado, todo lo que parecen ser mis malos pensamientos desaparecen al ver su sonrisa, al recordar todo el bien que ha hecho por mí, y a riesgo de levantar sospechas, solo extiendo mi brazo hacia él, aunque parece sorprendido, no duda en abrazarlo como si su vida dependiera de ello.

Qué más da, si se supone que estamos haciendo todo esto para que acepten nuestra relación, darles un par de pistas de lo que sucede no puede ser nada malo.

El camino empedrado del estacionamiento, a la cabaña de la entrada, solo hace que Hayden se sorprenda mucho más con la idea improvisada de fin de semana, ni siquiera duda en detenerse y agacharse para tomar algunas fotografías de flores que nunca había visto en su vida, la emoción comienza a reflejarse en el café de sus ojos al darse cuenta que la idea le gusta, y que no puedo evitar el tomarle de su cintura, en el pequeño espacio de piel que he anhelado todo el día, y atraerle a mi cada vez que comienza a alejarse del grupo.

No sé por qué me preocupo, esto me encanta, aunque me gustaría mucho más si solo fuéramos los dos, ya me estaba ilusionando con todas nuestras escapadas, y el amor que comienza a formarse entre los dos con cada una de ellas.

Al entrar en la cabaña ninguno de nosotros puede evitar el sorprenderse con lo cálido que se siente el lugar, las personas de la recepción parece que al instante reconocen a Isaac de su asistencia mensual, y mientras un par de chicas revisan nuestros nombres, mi mirada viaja a la sala de descanso de la habitación contigua, no puedo evitar el suspirar al ver por el ventanal la hermosa naturaleza que se asoma en la reserva, lo verde de la montaña, algunos pájaros disfrutando de su vida comiendo semillas de pajareras colgantes, y sé que ese leve aferrar más fuerte, es porque Hayden y yo hemos pensado en las pajareras que hay en su casa.

Qué hermoso es el planeta, no podría ser más perfecto.

—Reservaré la mesa de almuerzo — apenas escucho a Sophie, cuando termina de firmar el libro con su asistencia, y gira hacia Henry.

—Iré a guardar nuestras cosas en el casillero — le corresponde la sonrisa, y como si no pudieran vivir apartados del otro, gira hacia Isaac para entregarle la bolsa ecológica con los termos de agua.

Y ni siquiera lo dudo, mientras ambos se van tomados de la mano, Sophie con un cartel para reservar en cualquiera de las mesas de almuerzo, y Henry con un par de mochilas al hombro y la llave de un casillero, yo solo revuelvo la bolsa para encontrar mi termo de nutria, es imposible que alguien más tenga la osadía de quitármelo.