No tengo idea de cuándo voy a utilizar una pequeña libreta en donde hay un panda en cada esquina de sus hojas, pero sinceramente no me importa, es lo más tierno que he visto en toda mi vida, y no es como si no pudiera comprarle, desperdiciaré mi herencia en cosas que seguramente en dos días ya habré olvidado. Levanto la mirada, en seguida Darrell se deja caer sobre mí, quejándose en cuanto me rodea por encima de mis hombros con ambos de sus brazos, no tiene ni una sola cosa entre sus manos, y en cuanto ve el tierno panda en la portada, solo rueda los ojos. A mí me parece lindo.
—¿Por qué nunca hay algún buen recuerdo en los aeropuertos? — levanto ambos hombros, no creo que una persona que pronto emprenderá un viaje quiera agregar muchas más cosas a su equipaje.
—Quizás porque son trampas para turistas — apenas puede salir un sonido de impresión al quitármela de las manos, le lanza lo más lejos que puede.
—¿Qué te gustaría tener? — frunzo el ceño, comenzando una nueva búsqueda en la canasta con una ridícula variedad de cosas inútiles.
Como fuera, esto es divertido, me gusta mucho más que la molesta conversación que tuvimos en el desayuno, al menos no ha vuelto a mencionarlo, y no deseo tener que pensarlo mucho más, no por ahora, no mientras Oliver no esté junto a mí para hablarlo. Revuelvo un poco más las cosas, demasiados intentos de recuerdos, unos cuantos peluches, y algo amarillo con los suficientes brillos para llamar mi atención, Darrell no duda en tomar mi brazo al hundirle en el mar de cosas, para detenerme de lastimarme, siento unas cuantas puntas, algo metálico frío, y no puedo evitar comenzar a reír al encontrarme algo con forma de estrella, al abrirle en seguida se refleja en el espejo el rostro del castaño y lo muy asombrado que está. Oh, mi suerte me hizo encontrar algo increíble.
—Mira, un espejo con forma de estrella — aunque no tiene el mejor diseño, puedo ver en la comisura de sus labios una suave curvatura —. Para resaltar tu narcisismo.
—Qué gracioso — le toma, sin dudarlo se dirige hacia la chica de la caja para pagarle —. Pero si lo has elegido para mí, lo llevaré.
—¿Y qué hay para mí?
Se detiene por un segundo, levantando una ceja, con un suspiro comienza a recorrer de nuevo la tienda. Claro, no se iría de este lugar sin darme algo primero. Salto un par de veces hacia él, pasando mis brazos alrededor de su pecho, para abrazarle lo más fuerte que puedo, se queja un poco porque es imposible caminar en esta posición, pero aun así es poco lo que le dura la indecisión, toma ambas de mis manos en una de las suyas, se siente el rítmico latir de su corazón, sonrío al dejar caer mi cabeza sobre su espalda.
Estos momentos en que podemos estar juntos, sin que nada más nos moleste, deben ser los que más me gustan. Darrell comienza a buscar en una estantería, me pongo de puntillas para observar por sobre su hombro lo que sea elija, quiero saber qué tan bien me conoce, aunque parece más concentrado en no reír en cuanto comienzo a dar leves besos en su cuello, que encontrar algo. Te amo, mucho más de lo que he amado algo, a alguien, quiero poder decírtelo, quiero que algún día correspondas mis sentimientos.
—Oh, por Dios — levanto la mirada, ahogando un jadeo al ver la hoja que sostiene frente a nosotros, una orgullosa sonrisa —. ¡Es perfecto para ti!
—¡Sticker de nutria! — les tomo lo más rápido que puedo, son tan bellas, pero no entiendo las oraciones que les acompañan —. Está en japonés.
—Lo llevaré.
Gira a verme, solo por un instante, antes de quitarme la hoja, reemplazándole por un rápido beso y la pregunta de si me puedo apartar. Ruedo los ojos, pues se escucha lo suficiente adorable como para dejarle de abrazar, parece que no necesitamos más de esta tienda en cuanto se dirige a pagar las cosas, solo le sonrío antes de salir del lugar, por lo menos el castaño parece menos alterado de lo que estuvo hace un rato, se comporta un poco más tranquilo, lo cual es lo único que necesito para no causarme un ataque de pánico, comienzo a pensar que en verdad tenía algo, pero no se lo pienso preguntar, después me daré la oportunidad, quizás al resolver problemas más importantes.
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Los Secretos de una Estrella Fugaz
Romance¿Una palabra de cinco letras, y que, además, sea un verbo? En lo último que hubiese pensando, es que a mí me gusta alguien. Entender mis sentimientos nunca fue algo que esperara me sucediera en Alemania. ¿Es realmente un descubrimiento si todos mis...