Capítulo 4

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No pude dormir mucho anoche, aunque estaba entre los brazos de Darrell.

Creo que todos mis problemas están llegando a un límite, y ni siquiera me he tomado la molestia de pensar en ellos, aunque cada vez parecen ser más complicados. Es que... eso de tomar decisiones nunca ha sido lo mío. Abrazo más fuerte mis piernas, intentando hundir mi cabeza entre estas, se supone que debería hacerme sentir mejor despertar junto a Darrell, debería hacerme feliz poder verle tan tranquilo en mi cama, pero, la verdad, es que no me puedo sentir así, porque es una mierda que todos estemos peleando, es un desastre mi relación con Oliver, y me entristece recordar mi pelea con Isaac.

—Buenos días, Max — me pregunto si tendrá algo de bueno.

Apenas puedo responderle con un quejido, levantando la mirada sobre mi hombro, es lindo cuando bosteza, su cabello está revuelto, y me sonríe, de la forma más suave posible. Pasamos todo el día en mi departamento, solo viendo televisión, y no se rehusó al decirle que pasara la noche conmigo, pero da igual, porque por más que lo intenté, seguía dándole vueltas a la misma situación.

—¿Cómo sucedió el beso con Isaac?

Detiene el movimiento de sus manos organizando su largo cabello, y me observa, una mezcla de preocupación e incomodidad. Porque ayer encontró la manera perfecta de que pudiera olvidarlo, pero hoy, el solo verle sonreírme al despertar me hizo recordar la estupidez del artista de que Darrell no es así solo conmigo, de que no tengo idea de qué sucede cuando no estoy junto a él, así como probablemente, Oliver no sepa de este tipo de cosas. Deseo creer que no es cierto, pero no puedo negar la verdad.

—Ya te lo dije, no nos besamos — entonces, no trates de volverlo a ocultar con tantas fuerzas.

—Pero iba a suceder — aunque me haga creer que casi no es suficiente —. ¿Cómo...?

—Max, verás...

Levanto un poco la mirada al verle moverse al borde de la cama, para sentarse junto a mí, ni siquiera duda en sostenerme de la mano. Estoy seguro de que se refleja en mis ojos lo abrumado que la pelea de ayer me hizo sentir. Lanzo una exhalación al sentir unas cuantas caricias de sus dedos en el dorso de mi mano, antes de mirarme directo a los ojos, parece que está debatiéndose cómo debería responderme, o quizás, buscando una nueva forma de evadir el tema, y ahora estoy lejos de querer caer en el encanto de una mentira.

—Dímelo — pasa su mano por su rostro, un golpe a su labio inferior con su índice.

—Estábamos hablando, y era un poco más cerca de lo que estamos — por Dios, su pierna está a punto de rozar la mía. ¿Qué tan cerca estuvieron? —. Yo... supongo que me sentía algo emocional.

—Darrell, qué hablaron — niega, varias veces.

—Eso no importa, en verdad...

—¿Qué rayos pasó en el loft?

Por un segundo me mira, como si no entendiera mi tono demandante, como si no tuviera el derecho de preguntarle. Nunca le había visto ser tan arrogante. Me aferro a su muñeca para ahogar un sonido de impresión, por lo fuerte que su mano sostiene mi cintura, lo fácil que se le hace halarme hacia él, de la forma que fuese, es claro que mi mano no puede dejar de temblar sobre su pecho, el completo nerviosismo que se nota marcado en todo mi cuerpo al tenerle tan cerca, a casi nada de besarle, la vergüenza de lo estúpido que debía verme siendo tan demandante, y ni siquiera poder controlarme ante lo serio de su mirada, o que este mismo escenario era la demostración de lo que pudo haber sido con alguien más.

De la forma que fuese, mi respiración es lo suficientemente errática para no pasar desapercibida, o lo incómodo que todo esto comenzaba a parecer.

Los Secretos de una Estrella FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora