Capítulo 17

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—¡Imagínate, brillo dorado en todas partes! Y alguien tiene la osadía de decir que combina con el color de mis ojos, todos estaban corriendo a cubrir mis lunares, además de que aún tenía la mancha roja en la camisa blanca, pero es la magia de New York.

Seguramente, pero la magia se murió, como todo lo demás en mi vida. Extiendo un poco mis brazos, quejándome por lo mucho que me duele el cuerpo, los ojos de tanto llorar, o la garganta de sollozar, y al intentar ocultarme bajo mi cobija, siento ganas de morirme al ser apartada de mí, Hayden me mira algo preocupado, pero, sobre todo, molesto de que me pasé toda la noche sufriendo, y que no pretendo ponerle atención aunque me cuente una de sus muchas historias para animarme, terminé por sentirme como imbécil desesperado cuando intenté escribirle a cualquiera de los dos hombres, pero solo causó que mi celular terminara encerrado en una de sus mochilas de viaje, y solo él tiene la llave en un lugar que no estaba dispuesto a tocar.

Ruedo los ojos, hundiendo más profundo mi rostro en la almohada, sin saber si llorar, dormir, o volverle a rogar a Dios que me mate, solo sé que siento su mano acariciar mi cabello antes de tomarle y levantar un poco mi mirada, pero la verdad, es que estoy lejos de querer darle la cara al universo, dos de las personas más importantes de mi vida decidieron que no valgo la pena, y se marcharon, sin siquiera pensar por un segundo cuán lastimado me dejarían, aunque no culpo a Oliver, porque tuvo el derecho de hacerlo después de engañarle, debía ser él quien tomara la decisión de lo que sucedería con nuestra ya terminada relación, y ciertamente no entiendo por qué Darrell estaba tan enojado después de que fue su culpa que su hermano lo golpeara, y decir frente a sus padres que me ama, además de hacerme sentir mal.

Pero como fuera, ya estoy bastante harto de mí mismo, y de cómo mi vida pasó de tener un leve equilibrio, a estar llorando porque ahora me encuentro devastado, y sin poder decirle a mi mejor amigo que necesito un abrazo que me pueda consolar el hecho de que es mejor así, de que mi relación con Oliver ya no se podía salvar.

—Sí, Hayden.

Mi cabeza cae de nuevo sobre la almohada al soltarme, con un exagerado quejido, a lo que solo termino por sollozar una vez más al recordar a Darrell, porque este chico no es tan cariñoso, es algo realmente triste. Aferro más fuerte mis manos a la sabana, pidiendo una vez más morirme, y no sé si Hayden lo ha escuchado, pero se inclina hacia mí, para abrazarme, su cuerpo se siente algo frío, y sus brazos me rodean fuerte, su respiración cosquillea un poco en mi cuello antes de sentir sus labios dar leves besos en mi mejilla, su voz sale cálida al ser susurrada contra mi oído.

—Y una nutria apareció corriendo por toda la pasarela — entrecierro mis ojos, levantando una ceja al girar a verle, su sonrisa termina por marcase en un rápido beso en mis labios.

—¿Eso es verdad? — ladea un poco en su cabeza, burlándose con la mirada.

—No, pero al menos ya me das un poco de tu atención — ruedo los ojos, hundiéndome de nuevo en la almohada. Qué perdida de mi tiempo en llanto —. No puedes quedarte deprimido todo el día.

Ni siquiera es más de mediodía, es temprano, solo lo dice porque nuestra primera noche juntos me la pasé llorando por alguien que no era él, aunque admito me pareció demasiado tierno que se quedara junto a mí, abrazándome y diciendo que todo estará bien, así como yo lo hice la noche anterior cuando él sufrió tanto por Darrell.

En realidad, ambos hemos sufrido por ese castaño, y solo porque él no ha sido capaz de controlar cómo y cuándo se van a saber sus secretos, y si es por lo de su familia, es un más ridículo, lo tomaron bien, y sí, admito que era su decisión el decir que me ama, pero... ¿Acaso fui egoísta? Le dije que podía esperar y que se tomara su tiempo, pero no salió como quería, Darrell me abandonó cuando nunca lo había hecho antes, cuando solo en la tienda de cerámica tenía tanto miedo de poder separarnos.

Los Secretos de una Estrella FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora