El grupo humano conocido como los coleccionistas había obtenido grandes avances en su investigación.
Y a diferencia de la Amrita ubicada en las glándulas de la base de los cerebros de los Tulkun, la cual era capaz de detener el envejecimiento humano por completo.
El descubrimiento de los investigadores de los coleccionistas estaba ubicado en los zarcillos de los árboles del alma.
Ellos, en una loca expedición a una aldea Na'Vi, la cual no terminó bien para los nativos, los investigadores podaron un árbol de las almas, y fue con ayuda de los zarcillos de este, que encontraron una manera de volver a un humano a su juventud, eso sí, no paraba el envejecimiento, solo te curaba de toda lesión o enfermedad mortal que tuvieras después de tu juventud.
Si ya tenías una enfermedad, la cuál te acompañaba desde tu niñez, dicha enfermedad no sería curada, además de no parar el envejecimiento, solo te devolvía a tu mejor momento físicamente.
Ademas de eso, los investigadores descubrieron que si el árbol se talaba por completo, el resultado no sería el esperado, por lo que se necesitaba que el árbol aún estuviera plantado para que al momento de quitarle los zarcillos a este, los resultados de la 'pocima' de la juventud fuera la adecuada.
"entonces, la gente del cielo está arrebatándole las voces de sus antepasados" comento Aleyx al Na'Vi el cuál estaba dando toda la información importante.
"no solo eso, tienen nuestro árbol de los espíritus rodeado de lo que ellos llaman explosivos, con lo cual nos amenazan"
"pero, ¿Que tiene que ver eso con que ataques a otras tribus?".
"su árbol de los espíritus, ellos no pueden atacar las tribus, a menos que quieran que estás se unan en una alianza para acabar con la gente del cielo, es por eso que nos envían a nosotros, con el fín de acabar con las tribus, y así poder utilizar su árbol de las almas sin la amenaza de su gente".
"Ay, por Eywa" comentó Aleyx, el no esperaba que el tema se complicara tanto, en especial porque estaban hablando era de un gran asentamiento humano, uno que no tenía problemas en enfrentarse a los Na'Vi a la primera oportunidad.
"¿Aún quedan guerreros de tu tribu?" preguntó Aleyx, cambiando su semblante conflictivo a uno serio.
"En la tribu quedan aproximadamente seiscientos guerreros, el resto son niños, mujeres y ancianos".
"está bien".
"Sume'y, quédate aquí con los guerreros que nos siguieron, iré a donde mi padre, es hora de que este grupo llamado los coleccionistas vean a sus dioses del infierno".
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"¡Absolutamente no!"
"¡pero padre! ¿estás escuchando lo que dices? la gente del cielo están masacrando los árboles de los espíritus con el fin de satisfacer su avaricia y codicia, sabes lo apreciado que son para nosotros, el puente que nos une con Eywa, no podemos quedarnos sentados cuando ellos nos están quitando eso". dijo Aleyx, intentando convencer a su padre para que reuniera a los guerreros y acabar con los coleccionistas.
"Allí estás equivocado, no nos han quitado nada, lo hicieron con la tribu Mate'yia, una tribu que es hostil con nosotros, no tenemos razones para pelear por ellos, no tengo razones para pelear a su lado, no después de que mataran a mi gente en su acto de cobardía, prefiriendo matar a sus hermanos en lugar de rebelarse contra sus esclavistas". le exclamó con furia Sukai a su hijo.
"padre, ¿crees que no sé eso? entiendo y comprendo tu decisión, pero no la acepto, no después de saber que esa gente del cielo no se detendrá hasta acabar con todos los árboles del alma que puedan antes de ser detenidos, y si no peleas a mi lado, entonces yo pelearé por ellos, por Eywa, que sé que es lo correcto". fue lo último que dijo Aleyx, para luego abandonar a su padre, dejando a este con una dura decisión en sus manos.
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Aleyx estaba bajo el gran árbol de las almas, buscando una ayuda mucho más allá de lanzas y arcos.
"Ellos mataron a su madre, y harán lo mismo aquí" empezó diciendo Aleyx, mientras unía su cola neuronal con los zarcillos del gran árbol; "En mis recuerdos verás que ya no hay vida en su hogar, ellos se encargaron de acabar con esa vida, envueltos en su codicia y maldad, terminaron matando todo lo que los hacía humanos".
Recordando cómo los humanos habían estado contaminando el planeta desde la era de la industrialización, como siempre querían más, más poder, más tierras, más sangre, más guerras, eso estaba en su ADN, ya no podía ser cambiado.
"no sé la razón por la cual llegué a este hermoso lugar, y la verdad ya no me importa eso, ahora solo quiero enamorarme más de su belleza, de su equilibrio, de su gente, de todo lo que tienes para darme, solo te pido sabiduría, sabiduría para saber como proceder a partir de ahora, es lo que más necesito".
Justo en ese momento, la vista de Aleyx se volvió borrosa, con una luz blanca brillante justo en sus ojos, obligándolo a cerrarlos, al cabo de un tiempo, los volvió a abrir, pero ya no estaba frente al gran árbol de la almas.
No, ahora se encontraba en lo que fue su habitación en el lugar que lo vio crecer, el orfanato en donde creció, una habitación sencilla, con una cama individual frente a una ventana que daba vista a un prado, con una mesa de noche al lado de la cama.
Un pequeño escritorio, en donde había varias fotos del que una vez fue Aleyx, antes conocido como Daniel, un niño de doce años, sosteniendo un trofeo de ciencias biológicas en sus manos, mientras detrás de este se encontraba una mujer madura, ya con varias canas y pequeñas arrugas en su rostro.
Aleyx tomó el retrato, al mismo tiempo que dejaba salir unas cuantas lágrimas de sus ojos, ese trofeo fue el primero que ganó en el largo camino de su vida del mundo de la Zoología, recordó que estaba tan feliz que durante todo el día se le olvidó que no tenía padres.
Justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió, revelando a la mujer de la fotografía, la cual traía una bandeja en sus manos.
"Pequeño Daniel, traigo tu desayuno" dijo la mujer, con un claro tono cariñoso en su voz, como una madre cuando va a despertar a su hijo para que se aliste para el colegio.
"¿Nana?" fue lo único que pudo expresar Aleyx, al ver a la mujer que lo vió crecer.
"Soy yo pequeño... ¿que tienes?" preguntó la mujer al ver las lágrimas rodando por las mejillas de Aleyx, preocupándose, para luego dejar la bandeja en la pequeña mesa de noche y sentarse en la cama, justo al lado de Aleyx.
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Avatar; domador del mundo
Fanfictionun chico se despierta en el cuerpo de un Na'vi, sin saber como llegó allí y porqué, siendo el hijo del Olo'eyktan, tiene el deber para con su pueblo, y con ayuda de sus dones llevará a su tribu a convertirse en la mayor tribu de guerra de Pandora.