XIX

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Capítulo diecinueve
-Thinking out loud-
Barcelona 19:00


Estamos a 24 de noviembre y el señorito se ha empeñado en que la cena que le debía fuera justo la noche antes de su cumpleaños.

-Lunita, porfi, me lo debes.- me hizo un puchero, mientras que empezó a ganar terreno.- quiero que seas la primera a la que vea cuando tenga veintiún años.-

-Está bien.- me limité a rodar los ojos para después sonreírle a la cámara.

Vamos a ver, no pueden culparme, se lo había prometido y sería muy injusto que, por más que le he dejado claro que hasta que no deje a Andrea no pasará nada, no le cumpliera la promesa.

Me encuentro abrazada entre Gavi y Ori. Los he llamado para que me ayuden con los nervios que tengo con la situación. Ellos han vuelto hace dos días de Múnich, lugar en el cuál han salido campeones y se han colocado primeros en la fase de grupos de Champions. No hemos podido vernos en estos días porque he llegado reventada del trabajo, pero hoy viernes, es el día perfecto.

Según me ha dicho Pedri antes, cito textualmente, "Ponte elegante Lunita. O bueno, puedes vestir como quieras, claro está, no tienes por qué hacerme caso, solo es una propuesta, emm… Ay madre, ¿Por qué me pasa esto siempre? Lunita, me pones nervioso." Así que llevo un vestido muy de mi estilo, pero considerablemente elegante.

Es un vestido corto, de color negro y que me llega por las rodillas. De mangas largas y con un escote en forma de pico, pero no muy pronunciado. Simple pero bonito.

El pelo lo llevo ondulado, con los primeros mechones del frente recogidos hacia atrás con un lazo negro, dejándome la cara descubierta.

Me he hecho un eyeliner simple, me he arreglado bien las pestañas y me he puesto un poco de corrector, así como mi brillo de labios con sabor a cereza.

-Estás preciosa, no seas paranoica.- Ori vuelve a centrar mi atención a la realidad.

-Pero ¿Qué piensas tanto? A Pedri se le va a caer la baba cuando te vea. Literalmente le pasa hasta cuando te ve en pijama, pues imagínate ahora.- me anima Gavi.

Por un minuto empiezo a sentirme mejor pero eso cambia cuando escucho el timbre del apartamento. Automáticamente me llevo las manos a la cara con cuidado, estoy demasiado nerviosa, espero que salga bien.

Cuando me quito las manos de la cara me percato del pequeño anillo que adorna mi dedo anular izquierdo. Jamás he podido quitármelo, ni siquiera se me pasó por la mente cuando estaba en Tenerife. Al final y al cabo, era lo único que me quedaba de un "nosotros".

-Sara, te está esperando, no seas mala con el pobre chaval.- Mi mejor amigo me da un empujoncito hacia la puerta y yo los miro mal.

-Acuerdense de cuidarme bien la casa, solamente tienen permitido traer a mi hermano y a Lía. ¿Entendido?- los señalo con un dedo y ellos asienten varias veces con la cabeza.

Se han empeñado en limpiar el apartamento en lo que yo no estoy, pero no sé por qué. Son más raros que el carajo.

Cuando abro la puerta me encuentro con un Pedri vestido con esmoquin negro clásico, el pelo bien peinado y un hibisco en la mano. Tiene los hombros tensos, una de sus manos cerrada en un puño y se muerde el labio repetidas veces. Está nervioso.

Sus ojos se abren al verme y me escanean lentamente de arriba a abajo varias veces. Siempre hace más detenimiento en mi cara, más bien en mis ojos, poniéndome nerviosa.

-Estás preciosa.- se aclara la garganta y me tiende la flor.- Se que son tus favoritas y pues pensé que sería buena idea traerte una. Puedes plantarla y que así se te dé poco a poco más.- habla mientras se lleva una mano a la nuca en señal de nerviosismo.

This love ❑ Pedri González. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora