XXV

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Capítulo veinticinco
-Noticia-
Barcelona 15:00

-JODETEE.- le bailo a mi hermano en la cara cuando le como una ficha en el parchís.

-¡Has hecho trampa!- se queja cruzándose de brazos.

-¿Qué? ¡No!- vuelvo a sentarme en mi sitio con los brazos cruzados, será idiota.- Lo que pasa es que no sabes perder.-

-Ya, claro.- suelta un suspiro y vuelve a tirar.

Estamos en mi apartamento y jugar al parchís fue la única idea que tuvimos para no aburrirnos. Lía nos ha dejado solos porque tiene una nueva entrevista de trabajo y me ha, literalmente, dejado a cargo de mi hermano hasta que ella regresara.

-Eres peor que un niño pequeño.- ruedo los ojos cuando él me saca la lengua, acaba de llegar con su primera ficha a la meta.- Se lo diré a Lía.- lo amenazo.

-¿Y si le digo yo a Pedri lo que pasaba cuando iba a buscarte, cuando tenías quince años, a la fiesta del pueblo?- yo abro los ojos y empiezo a negar con la cabeza.

-No serás capaz.- entrecierro los ojos hacia él.

-Oh, créeme que sí, por la ficha de antes.- voy a contestarle pero me frena el sonido del timbre. Me levanto lentamente, señalándole con un dedo.

-Esto no se va a quedar así.-

Camino hasta la puerta y, cuando abro, me encuentro con una Lía sonriente. Nada más verme se tira a mis brazos a abrazarme mientras salta por todos lados.

-¡Me han cogido!- habla emocionada y yo abro los ojos, comenzando a saltar a su lado.

-¡No jodas Lía! Que feliz estoy por ti.- le beso repetidamente la mejilla y la suelto para dejarle el momento romántico con mi hermano.

Él abre los brazos y, para cuando ella llega, la levanta dándole vueltas mientras le da un gran beso en los labios. Automáticamente hago un puchero por lo tierna que se me hace la escena. Jo, yo quiero algo así.

Bueno, ya lo tengo, pero ustedes ya me entienden.

Lía es una chica alta para mí, pero enana para el metro ochenta y cinco de mi hermano. Mide aproximadamente un metro setenta y es delgada, se nota que desde pequeña ha sido de esa contextura. Con piernas largas, abdomen plano y gran pelo liso de color marrón ceniza natural. Mirada alargada, con ojos verdes intimidantes pero una sonrisa tierna salida unos labios carnosos. Sí, creo que como estamos pensando todos, podría ser modelo, y eso mismo es lo que acaba de conseguir.

-¿Cómo quieres celebrarlo?- le pregunto acercándome a ellos cuando ya se han separado.

-¿Una copa?- propone y yo accedo, no vendría mal.

-Yo una cerveza, porfa, no soy del alcohol que beben ustedes.- me indica mi hermano.

Entro a la cocina y saco una botella de Vodka, a la que le añado Clipper, el cual me he encargado de auto mandarme desde Canarias, no viviría sin eso. Cuando ya tengo las dos copas hasta arriba con el hielo casi rebosando, saco de la nevera, que por cierto, tengo que ir luego a comprar para llenarla, una cerveza sin gluten para mí hermano. Es celíaco y, con la frecuencia que viene a mi casa, siempre le tengo alguna que otra cosa aquí para él.

Vuelvo a la sala y dejo las tres bebidas sobre la mesa. Todos cogemos la que nos corresponde pero cuando vamos a brindar, nos interrumpe el sonido del timbre, de nuevo.

-Esperenme.- camino hasta la puerta aún con la copa en la mano y al abrir no me sorprende encontrarme a Gavi y a Pedri. Lo que me sorprende es ver que traen varias bolsas de la compra llenas.

This love ❑ Pedri González. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora