Capítulo 11

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Jugué a esconderme mientras alguien me susurraba secretos
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AURORA
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Respire agitada. Apenas había probado sus labios y me sentía asfixiada, queriendo más y teniendo miedo de lo que podía pasar si lo tenia.

Nuestros ojos se encontraron y mi pecho se apretó un poco más. El bosque de su bosque estaba oscuro, profundo; debería tener miedo, lo sabía, pero me hacían sentir inmensa, perdida y... no sabía como describirlo.

Se acercó a mí odio mientras soltaba mi cuerpo y se alejaba tanto como nos permitía el pequeño closet. Quería quejarme, no quería dejar ir la sensación de mi piel al ser tocada por él

Su aliento calentó mi cuello mientras me decía- En cuento ellos salgan debes correr por el túnel, se nos acaba el tiempo.

No podía responder, mi respiración seguía agitada y mis emociones desbordadas.

-¿Me has escuchado, Aurora?- Pregunto con aprension.

Logre asentir. Se separo de mi y miro su reloj, se escucharon unos golpes en la puerta de la habitación. Todo quedo en silencio y la puerta se cerró.

-Ahora, ¡sal rápido! -ordenó.

Despeje mi cabeza de lo aturdida que estaba y salí casi corriendo, deje la puerta abierta porque sabía que él lo arreglaría. Corrí tanto que casi me caigo, maldije en voz baja y llegue agitada al baño. Al menos todo seguía igual.

Me metí al cubículo, pegue mi frente a la puerta mientras respiraba agitada. ¿Que hice?, me pregunté casi en un lamento.

Alce mi frente, debo dejar de lamentarme, reprendi. No tengo tiempo. Me cambie lo mas rápido que pude, metí todo en la cubierta escondida del vestido y mirándome al espejo comprobé que todo estaba en su lugar. Cuando salí del baño todo era un caos, peor que cuando había entrado; todos corrieran sacando comida, gritando recetas. No vi a la chica y tampoco quería que lo hiciera, entre más rápido olvidara mi cara sería mejor.

Salí y en poco tiempo me estaba uniendo a la fiesta. Mire a mi alrededor y en menos de un segundo Leo estaba a mi lado.

-¿Te estás divirtiendo? -pregunto Kann acercándose.

-Define diversión.

-Bueno para alguien que pasaba estudiando planos de arquitectura... te diría que esto es el paraíso -respondió con sarcasmo y ligera diversión.

Trate de contener mi sonrisa pero no pude. Kann me hacia sentir un poco más relajada que sus hermanos.

En ese momento llegó Calix, quien había estado hablando con un hombre al otro lado de la habitación, como si nado hubiera pasado, con su traje impecable otra vez. Su mirada era profunda, pero más distante que antes. Parecia indiferente, pero podía ver que algo le molestaba.

-¿Que es tan gracioso? -preguntó mirando a su hermano.

Sentí el calor de su mano en mi espalda.

Kann me miró dedicándome una sonrisa- solo nos estabas divirtiendo un poco hermano, ¿si sabes lo que es eso verdad?

Calix medio gruñó con desagrado y su mano se afirmó más en mi espalda.

VENDER MI ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora