Capítulo 15

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CALIX
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Él paraiso tiene sabor a durazno
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Desperté temprano. El cuerpo caliente de Aurora estaba pegado a mi pecho, su brazo apretandome contra su cuerpo desnudo y su pierna subida en mi cintura.

Se sentía tan suave, tan caliente. Quite algunos mechones sueltos de su cabello.

Se quejo un poco y se apretó más contra mi cuerpo. Su mejilla aun seguía maltratada y una furia entro en mi cuerpo, me había encargado de la otra peleadora. Una cosa es que hubiera aceptado qué ella subiera a pelear, incluso lo hubiera autorizado y otra muy diferente es que dejara ir a alguien que la había lastimado sin pagar las consecuencias.

Pase mi pulgar por su labio inferior.

Era mía.

Mi pequeña ladrona.

Lo había sido desde que entró en mi club pidiéndome ayuda y lo seguiría siendo aunqué yo le diera mil opciones para irse.

Mi teléfono vibro y lo tome antes de que la despertara.

—Señor tenemos a la rata que divulgó los puntos ciegos de la mansión —mi cuerpo se tenso.

Habían entrado tres en la mansión, estaban seguros de que Aurora estaria en casa no se imaginaron qué estaría conmigo todo ese tiempo. Después de que Hades los torturara cantaron como pájaros. Los había contratado alguien ligado a Alex.

Pero había un cabo suelto, quien les había indicado como entrar entre los reclutados.

Por lo general nuestros reclutados eran soldados de las mafias, qué era enviados a nosotros como recompensa o tratos con los capos.

Y quería saber quien los había enviado y porque. Y cuando lo hiciera los haría sufrir por siquiera pensar que podían hacerle daño a ella.

—¿Donde esta? —pregunte acariciando el brazo de Aurora.

—Lo tenemos en un almacén, le enviaré la ubicación— Leo colgó y me llego el mensaje cifrado de la ubicación.

Acaricie una vez más su mejilla maltratada, este lugar es seguro, me repetí en la cabeza, nadie entrará por ella. Nunca  había sentido esa preocupación tan  punzante en mi pecho.

Me separe de su cuerpo subiendo la sabana por su espalda, ella se quejo aun dormida como si buscará mi cuerpo en la cama, medio sonrei.

No sabia que nombre ponerle a lo que despertaba Aurora dentro de mi, pero era una sensación desgarradora y enloquecedora. Me gustaba tanto como me disgustaba.

Después de ir a  bañarme y vestirme le deje una nota en la mesa de noche.

Leo vendrá por ti más tarde. Trata de no cortarte las venas esta vez solnyshka, no quiero manchas en la alfombra. Es nueva.

Y en realidad lo era, aunque no me preocupaba lo que ella pudiera hacer con los muebles de ese lugar no quería que se hiciera daño.

Subí en mi  BMW negro y conduje a toda velocidad a la dirección que Leo me había enviado. El invierno esta por empezar, pero sentía tanta ira qué el frío era lo que menos me preocupaba.

VENDER MI ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora