Capítulo 8

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AURORA
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Tal vez nada es solo blanco y negro. La oscuridad puede ser más llamativa que la luz.
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Mi cuerpo estaba tan tenso que sentía que me iba a romper en cualquier momento, podía sentir la respiración de Calix en mi mano, la cual aún tenía en su espalda.

-Hades- llamó Calix, su hermano lo miró y asintió enseguida y se fue al otro lado de la habitación.

-¡No puedes secuestrar a mi esposa¡- replicó Alex molesto.

Calix río- a diferencia de ti yo no debo obligar a una mujer a quedarse a mi lado, ella es libre de cruzar este lugar y regresar contigo.

Me moví solo un poco y pude ver directamente a Alex.

-No dudo que la tengas bajo amenazas- replicó mi padre.

Vi los ojos de mi hermano y solo había suplica en ellos. Aparte mis mirada y me enderece sabía que esto era malo, ya no había marcha atrás; pero nunca me había sentido tan decidida más fuerte, más mía y aunque no sabia que podía esperar en mi futuro estaba decidida a no regresar a mi pasado.

Calix tomo un paso hacia delante alejándose de mi toque, puse mi mano a un costado tratando de alejar mi nerviosismo.

-¿Que tiene ella de valor que yo podría quitarle? -preguntó Calix con gracia-¿que es lo que tanto ama para yo poder persuadirla?, me causa curiosidad porque desde mi punto de vista -extendió su mano señalandolos- no lo veo.

-¡Hice un trabajo para ti! -escupió Alex- así que cumple y ¡regresarme a mi esposa!

-Es una lástima que no tengas idea de lo que has traído en esos barcos.

Alex retrocedió y lo vi palidecer, no sabía de qué hablaban pero podía suponer que habían hecho un trato que no sería muy beneficioso para él.

-Aurora- llamó de nuevo mi hermano- estas arruinando todo, ¿porque no dejas esta locura y regresas a casa?.

-¿A que casa?, una prisión, no pienso regresar- afirme.

Calix volví a mi lado y yo lo miré casi suplicando que quería irme, no quería estar cerca de Alex, no quería herir a mi hermano.

Me miró solo un minuto antes de decir- vamos al auto Aurora.

Yo me apresure a salir mientras él le daba unas indicaciones a Kann, quien seguía a nuestro lado.

-Esto no ha terminado- advirtió Alex alterado, haciendo que todos miraran hacia nosotros.

-Para mí si- respondió cálix.

Alex dio un paso y mi padre lo detuvo.

Mi padre me miró con odio antes de decir -esto será una guerra si decides salir de acá con mi hija Calix.

Él hombre a mi lado solo puso la mano en mi espalda y me indico que caminara- no sacare la bandera blanca Preston, así que si quieres empezar una guerra es tu decisión.

Tan calmado como llegó me llevo por el pasillo dejando atrás la iglesia y a mi familia, se despidió de kann y subimos al auto. Leo estaba conduciendo y no sabía en qué momento había llegado, estaba algo desorientada y nerviosa.

Pasamos unos minutos en silencio, mientras el auto seguía a la mansión, traté de mantener mi boca cerrada... pero no pude hacerlo.

-¿Porque no me dijiste que ellos estarían aquí? -replique sin poder detenerme.

-Porque no debo decirte nada- respondió enseguida.

Lo miré desafiante -¡es mi vida!

-Me has vendido tu vida en el momento que me pediste ayuda- dijo sin más- y lo único con lo que has pagado es con secretos a medias que podría obtener de cualquier manera, a si que si quieres que sea cruel... te enseñaré que tanto puedo serlo, sin necesidad de ponerte una mano encima.

VENDER MI ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora