Agradecimientos

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Lo veo y no lo creo.

Cuando empecé a escribir no tenía ni idea de que, con esfuerzo, se podía llegar a tanto. Y tener a varios lectores  metidos en esta historia fue uno de mis mayores logros. 

Cuando comencé a escribir esta historia me inspiré en Sofia. 

Sofia es una chica que, al día de hoy, se muestra más fuerte que nunca. Y a veces me pregunto que hubiese pasado si las cosas fuesen diferentes. Pero entendí que hay cosas que están destinadas a ser y a pasar. Entendí que tanto ella como yo necesitábamos tiempo. Mucho tiempo. Porque los problemas no se solucionan de un día para otro por más que finjas que todo está bien. Porque entendí que las cosas no desaparecen a menos que hagas que se esfumen. 

Mi papá una vez me dijo que tuviese cuidado. Que podíamos salir ambas lastimadas. Y tenía razón. La tuvo desde el momento cero, y yo no lo escuché. Fui tan egoísta que, no me paré a pensar en lo que era mejor para ambas. Sobre todo para mí. Porque se supone que si uno quiere amar a otra persona, tiene que amarse primero a sí mismo. 

Gracias a Sofia S. por acompañarme en este largo camino.

Gracias a Nicolás, por apoyarme y alentarme. 

Gracias a Rocío, que fue de las primeras en leer el comienzo de esta historia.

Gracias a Sofia aka Sarah, por inspirar esta historia. 

Los ojos nunca mienten © [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora