𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟐

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Allie

Verlo allí en el suelo salpicado de un color rojo carmesí hizo que se me erizara la piel. 

En cuanto había puesto un pie en ese baño, todos mis pensamientos habían ido a menos negativo. Aunque no era nada nuevo teniendo en cuenta que a veces podía ser bastante negativa y sobre pensar todo. 

Lo primero que había cruzado mi cabeza era que Kit se había tropezado y roto un hueso o algo por el estilo. También había cruzado por mi mente la posibilidad de que Austin y su grupo de monos lo hayan molestado de alguna manera.

Richie había comenzado a llorar mientras tomaba la mano de Kit, tembloroso.

Kyle y Megan corrieron fuera del baño a pedir ayuda urgentemente. 

Andrew y George estaban tan horrorizados como yo. Nos acercamos a Kit lentamente, quien estaba inconsciente en el suelo.

—Mierda. —George masculló mientras se acercaba a Kit. Se encontraba bastante desconcertado mientras que Richie no podía detener sus lágrimas. 

—¿Oíste eso?— en un susurro, Andrew se dirigió a mi intentando ser sigiloso. Mantuve la calma y en silencio, me puse a escuchar con más atención.

Risas...

Se escuchaban pequeñas risas al fondo del baño. 

No dudé en acercarme a ver que estaba pasando. 

Despacio, caminé hacia los últimos cubículos del baño. Se encontraba todo bastante desierto si no fuese por esos pequeños murmullos y risas. 

La última puerta me generó una desconfianza que no pude descifrar. Apoyé mi mano sobre la puerta. Iba a abrirla, sin importar que sea el baño de hombres. Sin importar que sean un par de estúpidos hormonales o un chico cagando mientras miraba su teléfono. Pero algo me decía que ese no era el caso. Que detrás de esa puerta estaba Austin y sus amigos. Que quien le había hecho eso a Kit habría sido obra de ellos.

Cerré mis ojos con fuerza y abrí la puerta de un golpe. Entreabrí los ojos y efectivamente estaban ahí.

—Que impredecible eres. —ironicé.

Rodeé los ojos antes de agarrarlo por el cuello de la camisa y...

¿Eso es sangre?

—¿Qué es esto rojo en tu remera?—interrogué al ver la camisa de Austin del mismo color que la sangre de Kit. 

Él solo se reía con sus otros dos estúpidos secuaces sin cerebro. De no ser por Richie quien intervino les habría dado una paliza a cada uno. 

—¡Allie, Kit está...!—visualizó a Austin.— vivo.

—Lamentablemente ellos también. —murmuré. 

—¡Kit, amigo! ¡Ven!— Austin gritó mientras nos hacía a un lado para salir del cubículo.

—¿Qué...?— Richie estaba confundido.

De pronto, Kit se levantó del suelo como si nada y se acercó hacia nosotros. La cara de George estaba justo como la de Andrew. Ambos con el ceño fruncido, siguiendo en todo momento cada uno de los movimientos del chico.

—¿Qué significa esto?— preguntó Andrew con cierta incomodidad.

—¿No lo sabes?—ironizó Austin. —Era una estúpida broma. 

Cruzamos miradas con Richie. 

—Esto rojo que ven—señaló su camiseta. —es puta pintura.

Sentí que me habían lanzado un balde lleno de ira que se esparció por todo mi cuerpo. Richie estaba boquiabierto y anonadado. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Los ojos nunca mienten © [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora