Capítulo 18: Al mundo de los videojuegos

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Un control de consola entre las manos presionando los botones casi a lo loco intentando mover al personaje por la pantalla en un mundo 2D. Daisy hace lo mismo que ella pero con más rápidez sacando la lengua inmersa en un estado de concentración. Marco mueve con habilidad los dedos chocandose hombro con hombro con Luis, quien levanta el control sobre su cabeza.

Tía Cherry les lleva unos bocadillos a la sala. Los coloca en la mesa.

– Aquí tienen. Si necesitan algo me avisan.

– Sí, gracias – le responden los cuatro.
Sale subiendo las escaleras.

– Aprenden rápido – les dice Marco – ¿Listas para competir con otro?

– Sí.

– ¿Por cuál comenzamos? – pregunta Luis.

– ¿Que tal uno de la Tierra? Uno de carreras. Creo que un personaje tenía una llamativa gorra roja. Recuerdo que vi a algunos jugarlo. Se veía divertido.

– Sí, es muy divertido. Y, uno de mis favoritos – saca de una caja un cartucho escondido.

Lo pone en la consola. El juego empieza a correr y cada uno selecciona un personaje. Al terminar la carrera, inesperadamente, un gran brillo originario de la pantalla los envuelve. De la nada, se encuentran en algún lugar fuera de lo usual.
Parecía un mundo diferente al ver que una parte era casi realista y otra en píxeles y bloques.

– ¿En dónde estamos? – pregunta Daisy confundida.

– Esto no es parte del juego – dice Luis.

– Bienvenidos al mundo de los videojuegos. Aunque es en realidad el ciberespacio. Yo, el Doctor Ku, los he transportado y he diseñado diversos niveles que tienen que completar, equipo Powers.

– ¿¡Qué!? Pero…

– Sí, sé sus identidades. Bueno, si no los ganan se quedarán atrapados y no podrán detener lo que le haré a todo el reino así que más vale que se esfuercen. ¡Comencemos, ahora!

El primer nivel era llegar al final a través de plataformas y enemigos.

– ¡Vamos! – anima Marco – ¿Recuerdas Luis?

– Sí. ¿Están listas?

– ¡Claro! – responden decididas.

Saltan por las plataformas evadiendo a los enemigos. Daisy es golpeada por un enemigo en forma de cubo de un color grisáceo opaco chocandose con un bloque. De este salió una esfera rojiza –naranja.

– ¿Qué es esto? – cuando menos lo espero una llama ardiente se posaba en su mano – ¡Flores! Genial.

Arroja una al enemigo frente a ella desapareciendo. Avanza arrojando todas las que le es posible para abrir el paso.

Avanzan por las plataformas hasta que de repente comienzan a moverse y mostrar el vacío debajo de ellas.

– ¡Salta, Luis! – le grita su primo al ver que una a una caían.

Con rapidez y agilidad logra llegar al final.

– Estuvo cerca.

Un crujido oyen. Luis cae. Reaparece a su lado.

– Martillos. No me digan que ya perdí una vida.

– Habrá que ser cuidados.

Más adelante, ven a un montón de enemigos, que eran más bien parecidos a unos bloques de cuatro patas, que les impedían llegar al final del nivel.

– ¿Qué haremos? Solo tenemos 3 vidas – pregunta Luis – Más bien, yo dos. ¡Ah! Daisy usa tu fuego.

– Es que se acabó el efecto hace un segundo.

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