†Capítulo 25†

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–Amor despierta– murmuré.

–Oye cuñado, Leo ya me dijo lo de...– me miró.

Danilo se acercó a su hermana y la movió, Georgina entró a ver a Leah y se aseguró que esté bien, salió y se acercó.

–¿Qué le pasó?– preguntó.

Le dí el celular a Danilo y él habló, quedó pasmado, llevé a Adeline a la habitación y la dejé en la cama.

–Hey, despierta– murmuré moviendo a Adeline.

Suspiré y me acosté a su lado.

–¿Y?– pregunté mirando a Danilo.

–M-mis p-padres están...– murmuró agarrándose de la pared.

–Oye oye– habló Georgina.

Georgina lo ayudó a sentarse y lo abrazó.

–Ya, tranquilo– habló ella.

Danilo la abrazó.

–Luka...– escuché apenas un susurro.

Miré y mi pequeña estaba despierta.

–Mi amor, me asustaste– murmuré pegando mi frente a la suya.

–¿Qué pasó?– murmuró.

–Saliste pálida de la habitación, tenías el teléfono en la mano y de la nada te desmayaste– murmuré.

Se sentó y miró a Danilo.

–¿Los escuchaste?– preguntó ella.

Danilo asintió y Adeline me miró.

–Mis padres Luka, mis padres están vivos– murmuró.

Ah ero eso, yo pensé que... Espera, ¡¿cómo dices que dijiste?!

–Mi celular– exigió.

–Bonita…– murmuré.

–¡Mi celular!– gritó.

Se lo dí y escuché el llanto de Leah, me levanté y fui a verla.

–Shhhh, tranquila mi vida, aquí está papi, siempre lo va a estar– murmuré.

–Te ves muy bien de papá– escuché.

Me giré y sonreí.

–Irina– murmuré sonriendo.

Me abrazó y miró a Leah.

–Se parece a tí, ojalá no tenga tu carácter– se burló.

Reí y Leah se calmó, se quedó dormida y puse una pequeña camarita que estaba conectada en mi celular, salimos y entramos a ver a Adeline.

–¿De verdad son ellos?– preguntó Danilo.

–No lo sé, pero era la voz de mamá– murmuró Adeline– ¿Y si son ellos?

–Son nuestros padres Adeline, pero eso no significa que ya los perdonamos, nos abandonaron durante años, Giselle está feliz con su nueva vida, tú y yo somos felices y llegan ellos y arruinan todo– habló Danilo.

Adeline suspiró y asintió.

–Tienes razón– murmuró.

–Olvida la llamada, no creo que sean ellos– murmuré.

Asintió y suspiró.

–¿Danilo?– preguntó Georgina.

–¿Qué?– preguntó él.

–Ven, tienes que tomar aire, estás pálido– murmuró ella.

Se lo llevó y Adeline me abrazó, Irina fue a ver a los chicos y mi querida novia apoyó su cabeza en mi pecho.

Together Until DeathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora