El Hilo

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Pasaron 7 días desde la última vez que se vieron.

Chuuya terminaba de matar su cigarro mientras se limpiaba un poco la sangre de los zapatos, provenientes de los 11 miembros de una organización enemiga del norte de la ciudad de Yokohama, quienes habían traicionado a la PortMafia contrabandeando su oro y joyas sin permiso.

Sus ojos sin brillo, estaban perdidos en algún lugar del depósito.

No miraba nada exactamente.

Prende otro cigarro.

No sabía con certeza por qué, pero siempre fue piadoso cuando se trataba de asesinar. Prefería hacerlo rápido y sin dolor. Pero últimamente, los gritos desesperados rogando ser asesinados de una vez, mientras seguían siendo aplastados muy lentamente por la gravedad que rompia uno a uno sus huesos, le provocaba cierto alivio. Era casi como el humo de su cigarro.

Termina y suspira antes de retirarse.

Mientras se da la vuelta, nota un resplandor que llama su atención.
Chuuya conocía bien la joyas ya que trabajo mucho tiempo con ellas, por eso identificó al instante esa esmeralda en el collar de uno de los cadáveres.
La joya estaba siendo sostenida por la mano del hombre. Como si ésta fuese lo más valioso que tenía y se estuviese aferrando fuertemente a ella.

Sin pensarlo demasiado, le arranca el collar y lo divisa. Era muy parecido al collar que usaba Dazai en ese entonces, por lo que verlo le trajo algunos recuerdos indeseables.
El collar se abría; dentro de él había una foto de apartemente su esposa e hija.
Por primera vez luego de mucho tiempo, siente algo de estremecimiento en su pecho.

Sintió las vías de su pecho cerrarse, sus manos temblando y su corazón latiendo con desesperación.
Rompe en llanto.

  ¿Por qué?

  ¿Por qué tengo que sentir ésto?
  ¿Por qué no puedo romper con esta     atadura al lado humano en mi?
  ¿Por qué no puedo ser como ? Al que   no le importa lo que otro piense o sienta.
  A quien le daría igual si su vida o la de los demás estuviese sumergida en la miseria y quisiera abandonarlo todo sin pensarlo dos veces.
  Quiero dejar de sentir.
  Quiero dejar de odiarte.
  Quiero dejar de quererte.

  Pero es sólo cuestión de tiempo...

Pensó.

Más tarde se presenta en la sede a entregar su informe con su jefe. Quien tenía una reunión con Kouyou en ese momento.

-Buenas tardes Chuuya-kun.

  -Jefe- dice presentándose con una reverencia y evitando a toda costa el contacto visual con ambos mayores.
  -La misión fue completada, y nuestros enemigos sintieron la furia de la gravedad ante la traición a la PortMafia.

  -Excelente trabajo Chuuya-kun. Y dime. ¿Te has hecho daño?

  -No llegaron si quiera a acercase señor.

  -¡Oh!. Pues, pareciera que estas cansado. Puedes tomarte el resto del día de hoy y el de mañana si así lo prefieres.

-Como usted diga jefe. Buenas tardes, Ane-san. - dice inclinando apenas su sumbrero antes de retirarse. Kouyou se queda extrañada mirándolo cerrar las puertas.

-¿Acaso lo notaste? -Le pregunta la pelirroja a Mori.

-¿Que ha estado llorando?. Si. Se esforzó en no mostrar su rostro. - dice tomando un sorbo de té.

-¿Hace cuánto tiempo está así? De otra manera, no le hubieses dado el día libre.

-Hace unos días quizas, no lo sé. Pero algo me dice que esto tiene algo que ver con nuestro queridisimo traidor.

Feliz Año Nuevo • BSD • TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora