Después de la muerte de su hermana mayor, Melissa debe asumir la posición de Princesa heredera y adaptarse a su nuevo rol en la Corona, lo cual no será del todo fácil.
Una visita a los jugadores de la selección española cambiaría la burbuja en la q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
╚═*.·:·.✧ ✦ ✧.·:·.*═╝
Desperté por los rayos de sol que entraban por la ventana.
Hice mi skincare y fui a la cocina ya que sorprendentemente tenía algo de hambre. Recordé que todavía no comprábamos víveres pero me lleve una sorpresa al encontrar bolsas de mercado en la barra de la cocina.
La puerta estaba abierta, me dirigí afuera y vi a Carla sacando una bolsa de un auto.
—Melissa, ¿qué te parece? —pregunta al notar mi presencia. —Rente este coche —observo el modelo, una camioneta blazer color blanco vitono.
—Tenemos a mi chófer, no era necesario
—No querrás que tus padres se enteren de todos los lugares a los que vayamos, o si?
—Me da igual —supongo que ya estoy acostumbrada a no tener privacidad.
Ella rueda los ojos.
—Fui al supermercado, te compre tu matcha —señala la bolsa que esta cargando. —Vamos a desayunar
A Carla se le daba mejor la cocina que a mi, ella preparó unos huevos revueltos, desayuné eso junto a mi matcha.
—Pedri todavía no sabe que estoy aquí, quiero sorprenderlo —termina de comer. —Espero tú no le hayas dicho nada a Gavi
—Que va, no es como que le cuente mi vida —ruedo los ojos. —Además hace rato que no hablamos
Supongo que Pablo debe estar muy ocupado, la última vez que me envió mensaje dijo que estaba nervioso por un partido.
Nos subimos a la blazer que acababa de rentar, para ir a darle la sopresa a su querido novio.
—¿Es en serio? —ella bufa. —No soy tu chófer, ven, siéntate aquí —señala el asiento de copiloto.
—La costumbre, lo siento —suelto una risa leve y me cambio al asiento de enfrente.
—Puedes manejarla cuando quieras
—Sabes que mis padres me prohibieron manejar —respondo acomodando el asiento a mi gusto.
—Tus padres no tienen porque enterarse, si tú quieres, hazlo
Conecté mi móvil al auto e íbamos escuchando música todo el camino a la ciudad deportiva donde entrenaba Pedri en estos momentos.
Al llegar a una caseta, Carla solo le mostró su identificación al oficial y nos dejaron pasar.
—Ya había venido en una ocasión con Pedri —nos bajamos del auto. —Es por aquí —indica y yo sólo la sigo.
Varias personas saludaron amistosamente a Carla en el trayecto.
