𝐃𝐈𝐖 | ❝ Puedo ver a la muerte, y está caminando ❞
Eris Weasley era diferente, y ella sabía que lo era. Jamás se había sentido completamente participe de su familia, quienes al parecer tenían una fuerte rechazo por la inocente niña.
Un aura oscu...
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XXIX. LA WEASLEY SERPIENTE
Los campos de quidditch, como de costumbre, estaban abarrotados por cientos de estudiantes ansiosos por el enfrentamiento entre las dos casas más competitivas del colegio. Todo mundo llevaba un atuendo de color escarlata o verde.
—Con permiso —decía la pelirroja entre medio de las personas dando pequeños empujoncitos para que la dejaran pasar.
A una corta distancia se encontraba Hermione, escuchando las, posiblemente, palabras alentadoras que le daba Harry Potter a Ron, mientras este lucía totalmente verde.
—¡Hermione! —exclamó, dando algunos codazos para que la dejaran pasar. La chica Granger al instante la miro y le sonrió, saludando con su mano. Ron y Harry también la observaron, el pelirrojo con el ceño fruncido, olvidando momentáneamente el partido, y el de anteojos con una pequeña sonrisa de costado.
—¿Ya reservaste una cama en la enfermería, Weasley? —incluso antes de llegar hasta el trío de amigos, un joven de la casa de las serpientes se atravesó entre los tres, murmurando cerca de Ron.
—¡Tranquilo, Montague, con tu puntería Ron no necesitará ni casco! —le gritó Eris, aun desde la distancia, defendiendo a su mellizo, ganándose una ceja elevada junto a una mirada realmente confusa por parte del capitán del equipo, pero el chico luego de marchó sin más—. Hola —saludó al llegar hasta los Gryffindors.
—Hola —devolvió el saludo la castaña.
—Te traje los gorros, hice treinta —aclaro ella, tendiéndole la pequeña bolsa a la chica Granger.
—Muchas gracias, Eris. Eso fue demasiado rápido —contestó sorprendida, tomando los gorros y revisando unos instantes la bolsa.
—¿Cómo estas, Ron? —la pelirroja se dirigió a su hermano con una sonrisa cálida.
