𝐃𝐈𝐖 | ❝ Puedo ver a la muerte, y está caminando ❞
Eris Weasley era diferente, y ella sabía que lo era. Jamás se había sentido completamente participe de su familia, quienes al parecer tenían una fuerte rechazo por la inocente niña.
Un aura oscu...
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XXX. SALTO AL PASADO
El martes en la tarde, Theo, Eris y Pansy, se dirigieron al bosque para tener su clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, durante el camino la pelirroja había mantenido su mano junto a la de la pelinegra. Los tres se llevaron la sorpresa de encontrar que el semi-gigante que les había impartido la clase desde tercer año, había regresado de sus extensas vacaciones. Eris no pudo ignorar los enormes moretones que se marcaban en el rostro del hombre y al parecer Pansy también lo había notado, ya que soltó un gemido al verlo.
—Hoy trabajaremos allí —Hagrid señaló una zona del bosque un poco más oscura, una a la que no solían ir. El semigigante comenzó a caminar y todos los alumnos lo siguieron—. Estaremos un poco más resguardados. Además, ellos prefieren la oscuridad.
—¿Quién prefiere la oscuridad? —se oyó la voz de Draco y Eris no pudo evitar rodar los ojos.
La Slytherin había estado ignorando al rubio durante toda la semana luego del conflicto en el partido de Quidditch, se había decepcionado, realmente creía que Draco estaba cambiando, pero no era así, seguía siendo el monstruo que siempre había sido. Las imágenes de la pelea y los ecos de las atrocidades que había dicho sobre su familia se mantenían en su cabeza constantemente, y cada vez que el rubio hablaba Eris no podía evitar rodar los ojos, bufar o soltar un comentario sarcástico. Ante el esto el rubio solo la observaba, ni siquiera le respondía.
Había estado saltando sus tareas como prefecta para no tener que pasar tiempo con él, y no sabía por qué razón, cada vez que el tema salía en una conversación, Theo siempre lo defendía.
—¿Quién dijo que prefiere la oscuridad? ¿Ustedes lo oyeron? —se burló.
—Cree que es divertido —farfulló mirando con los ojos entrecerrados a los dos gorilas a su lado carcajeando entre ellos por el comentario.
—Déjalo, Eris —le dijo Theo, divertido.
—Sigo sin comprender como, un ser de luz, tan divertido y amable, puede ser amigo de alguien como... él —soltó con asco.