Una semana transcurrió y cualquiera de los implicados podría jurar que los días en Alemania se trataron de una ilusión de no ser porque los vestigios de las horas caóticas, sueños inquietos, besos exigentes y sensaciones fuera de control, seguían ahí.
Al principio fue difícil inventarse los pretextos suficientes para evadir a Yoongi al teléfono. Mensajes de texto invitándole a su estudio, propuestas para comer después del horario laboral, incluso planes para tres que Jimin bateaba como si se tratara de un deporte olímpico. Puede que haya sentido culpa al inicio, no es que no supiera la importancia de hablar las cosas, pero nadie podía reclamarle por no sentirse listo para ceder cuando miraba a los ojos al otro y recordaba que ese mismo par de pupilas se habían paseado entre las líneas de sus más grandes secretos; testigo de los dilemas que tenían sentido para Jimin por la mañana y le sabían a tonterías y berrinches por la noche. Entre páginas brillantes resguardadas en una nube virtual, un chico herido había llorado por su hermano, lamentado el término de su relación, relatado lo cobijado que se sintió dentro de un en engaño y jurado venganza contra un hombre que llegó a odiar y meses después le permitió entrar en su mente, poseer su cuerpo, doblegar su espíritu.
¿Cómo se responde a tal nivel de exposición? Jimin necesitaba un hoyo lo suficientemente grande para ocultarse de por vida, un pase para acompañar a su hermano en asientos de primera fila, un manual que le dictara paso a paso cómo lidiar con sus emociones, al menos que Kihyun le respondiera sus llamadas pese a que el mismo terapeuta le había comentado sus percances semanas atrás.
Mientras tanto, Taehyung no tuvo problema en hacerle compañía, fungir como pretexto las veces que fuera necesario, al menos él lo sabía, contrario a Hoseok que no se negó ni una vez a las llamadas improvisadas, invitaciones sacadas de la nada. El mayor de los Min comprobó en su completa ignorancia e inocencia, que fungía como un bálsamo para sus heridas, la palmada en el hombro que necesitaba y esa dosis de calma que apaciguaba el espíritu e ideas turbias que agobiaban a Jimin.Y sí, necesitaba detenerse, la relación cada vez más tensa con Yoongi pedía a gritos un mediador, pero Jimin no tuvo problema en convencerse de que ese día no sería la diferencia, pues tan pronto cruzó la puerta de la oficina y vio su rostro limpio y cabellos perfectamente peinados como siempre, las tripas se le revolvieron y la llama de su humor se elevó a puntos peligrosos, y pese a que las primeras horas del día fueron sencillas de lidiar entre asuntos triviales y demandantes del trabajo, Jimin contó uno a uno los minutos que le separaban de su libertad, mientras su pie ansioso tamborileaba contra el suelo y respondía al último mensaje de Hoseok, quien le contaba emocionado que había encontrado la bebida de menta que solicitaba una y otra vez en las cafeterías a las que asistían, y que una y otra vez le negaban por falta de existencia de los ingredientes.
"Eres el mejor, ¿Vamos a cenar después de esto?"
Tecleó, y no le importó ni un poco malgastar los últimos minutos de su jornada con la mirada puesta en la ventana.
No obstante, Yoongi se rehusaba a respetar la rutina que el mayor había adoptado en los últimos días; cerrar su laptop tan pronto la hora de salida llegaba, irse sin decir más e ignorar sus mensajes por el resto del día. Ok, lo entendía, estaba tan confundido como él ¿Pero cuánto tiempo más tenía que soportarlo?
No solo extrañaba sus charlas, el sonido de su voz y la caminata hasta las afueras del edificio donde ambos tomaban sus caminos propios. A esto debía añadir los efectos de una abstinencia naciente por la evidente falta de su nueva droga favorita.
Estaba nervioso, necesitaba aclarar sus sentimientos por Jimin antes de pasar al que creía el punto más difícil de su lista personal: hablar con su hermano.
—Jimin. ¿Podemos hablar?
—Quizá otro día, tengo prisa. —el mayor tomó sus cosas y se encaminó a la puerta, pero una mano rodeando su muñeca le impidió seguir.
—¿Prisa por qué? ¿por huir de mí?
—Déjame ir —Jimin se giró a mirarlo, había seriedad en sus ojos y ausencia de empatía en su voz. Pero debajo de esa capa dura de roer, Yoongi detectó el nerviosismo.
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TRUST ME [ Yoonmin ]
FanfictionUna tragedia, dos chicos compitiendo en nombre de sus padres. ¿Serán capaces de encontrar en quién confiar dentro de un mundo cruel que amenaza con tragarse lo poco que queda de ellos? "Nunca te decepcionaré, confía en mí" "Te amo, confía en mí" » A...