Capítulo final.

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Un viejo diablo se apega a sus costumbres, es lo que Hoseok pensó al observar a su padre bajar el diario que leía y segundos atrás le cubría el rostro. Decir que las noticias sobre el grupo Mon abundaban, sería modesto de nombrar, y pese a que su hijo insistía en que podía leer todo con más facilidad desde su tablet, él insistía que el papel era mejor.

"El grupo Mon abre la puerta a cinco contratos extranjeros nuevos, se viene un gran crecimiento y oportunidades laborales no sólo para Corea del Sur"

"¿La clave del éxito? ¿Qué oculta el temerario Min Hoseok en esa mente millonaria?"

"El renacimiento del Grupo Mon después de la tragedia"

"Alemania e Inglaterra confirman su participación en el nuevo proyecto de Mon"


Titulares abundaban, cualquiera en el medio sabía quién era él. 


—Felicidades, hijo, me haces sentir orgulloso de tu desempeño.

—Gracias, padre.

Meses atrás, Hoseok acudió a su progenitor con un corazón dolido y mente atribulada.

Quería desaparecer, ser consumido por una fuerza invisible que detuviera el dolor que sentía.

En silencio, suplicaba por una tregua, no sería exigente con la forma que adoptara; podría llegar en forma de una enfermedad terminal que le diera un día más de vida, que el auto lo arrollara al cruzar la calle, que el próximo vuelo que tomara se cayera y terminara en desastre así como aquel que le arrebató la vida al antiguo presidente.

Y la tregua llegó a justicia de su propia mano cansada de esperar.

Una mente adormecida que le sobraba raciocinio y faltaba humanidad, sentir.

Fue como presionar un switch por un alto precio.

A Hoseok poco le importó, él solo quería que dejara de doler.

Kim Namjoon bebía de su café frente al computador cuando dos manos de largos dedos se posaron sobre sus hombros y presionaron en las partes claves. Se sentía cansado, sus músculos exudaban estrés.

—¿Qué quieres?

El desconocido a su espalda tomó una corta bocanada de aire, lo presintió ofendido más que sorprendido.

—¿Es así como me saludas ya? ¿cómo sabías que era yo además?

—Reconocería tu perfume donde fuera.

—Eso es lo más romántico que me has dicho jamás —Namjoon percibió ahora su shampoo, el hombre a sus espaldas había recargado su cabeza y descansando sus brazos al cruzar las manos sobre su robusto pecho —¿Jin sabe que me amas? —un suspiro cargado de desespero le hizo reír y apartarse con un movimiento casi elegante que no se detuvo hasta que se sentó frente al asistente de los Min —qué genio. ¿Mal día?

—Estoy ocupado, ¿qué quieres?

—Que conste que quise darte un masaje —Hoseok se puso cómodo con sus codos apoyados en la mesa y su rostro descansando entre las palmas, tenía una sonrisa juguetona surcandole el rostro —vengo a hacerte una pregunta. ¿Mi padre está libre hoy?

Namjoon volvió su mirada a la computadora, tecleó con rapidez, como si el otro no estuviera ahí.

—No, ¿algo más?

Aaagh —Hoseok lo miró ofendido, no estaba molesto, pero decidió que derretirse sobre la mesa con sus brazos extendidos era mejor opción —anda, solo quiero verlo unos minutos. Dame cinco, solo eso te pido.

TRUST ME [ Yoonmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora