003. El regreso

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Jimin llega al aeropuerto con el espectro de un largo vuelo calándole los huesos, ciñéndose a su espalda cual sanguijuela y con su interior lleno de incertidumbre; se aferra a un risco donde la promesa de Jungkook persiste entintada de una ciega fe y el temor que aún si no se atrevió a poner en palabras, sabe perfectamente que el otro fue capaz de leer en sus ojos y el sonido irregular de su corazón al estrecharse en un fuerte abrazo que se despedía de él, de Praga y de las tardes inquietas e inmemorables en una aislada sala de prácticas del conservatorio que no formará más parte de su rutina.

Con pies de plomo arrastra su equipaje hasta cruzar la gran puerta que dicta "Llegadas internacionales" en letras grandes, y piensa en lo mucho que necesita un baño, su cama y un desayuno decente. Pero todo eso puede esperar, pues antes de que sus ojos cansados y mente adormilada puedan repasar los rostros que yacen esperando por su idóneo pasajero, unos fuertes brazos lo rodean por la espalda, haciéndole tambalearse en el proceso. Es Taehyung, quien no se limita en sonreír y esconder el brillo en sus ojos. Si el primer contacto supo a sorpresa, el segundo, ya de frente y con sus sonrisas llenas, supo a bienvenida, a "te extraños" y "lo siento" en un lenguaje carente de sonidos que sólo ellos comprenden. No hace falta decir nada; se dedican a apreciar el calor del otro, el sabor del reencuentro, la ausencia y el dolor de la pérdida reciente. Tampoco saben en qué momento las traicioneras lágrimas nublan sus ojos, pero cuando se separan, una sonrisa auténtica adorna su rostro cargado de mejillas rosas. Y Jimin no puede dimensionar lo mucho que necesitaba ese abrazo que volvió a unir las piezas de su alma destrozada, probablemente no era eterno, no era una cura, pero bastaba por ahora y era suficiente para él.

—¿Tienes hambre? podemos ir a desayunar ahora si no estás muy cansado — Taehyung limpia la húmeda evidencia en sus ojos y toma la maleta del otro sin preguntarle.

—Sí, vamos. De verdad extraño los platillos de aquí.

Un gran plato de comida en compañía de su mejor amigo y el saberse amado y extrañado, encaja como la fórmula de una poción mágica que le ayuda a soportar el contraste de las ahora desconocidas calles de Corea del Sur. De nuevo hay silencio entre el par de amigos, pero Taehyung no hace mucho por llenar los silencios para nada incómodos, si había alguien que necesitaba tiempo para asimilar y sentirse parte de lo que había dejado atrás, era su mejor amigo.

Y todo puede esperar. Las preguntas sobre cómo se siente, qué fue de su relación con el tercer integrante ausente y qué tanto dolía la muerte de su hermano. Pero Tae sabe esperar, ya encontrará el tiempo para vaciar sus corazones.

...

Horas después, Jimin llega a la enorme mansión de su familia. El silencio no le causa más que dolor de cabeza y una sensación de vacío que se expande en la boca de su estómago y se apodera de cada fibra de su ser, por supuesto que sus progenitores no están en casa; su padre no tenía problemas en aceptar que su trabajo lo era todo, y su madre, bueno, ella estaba disfrutando de unas largas vacaciones con etiqueta de "colaboración importante" en París, según las mismas palabras de Hwasa.

Cada escalón le aleja más de su querida Praga y le roba un poquito del humor que había recargado junto a Tae, ha abandonado la maleta de camino a su habitación, esa que se encuentra justo al frente de la que días atrás fuera de su hermano mayor. Tan pronto su mirada se posa sobre la puerta caoba, el material parece atrapar su espíritu. La mira con miedo, con tristeza y con tanta profundidad que de tener superpoderes le habría hecho un gran hoyo. No sabe en qué momento, pero su mano ahora se encuentra sobre el picaporte, está helado y él tiembla, pero finalmente se arma de valor para encarar la habitación apenas iluminada por los rayos de sol que se infiltran por las cortinas cerradas.

Se deja caer en la cama y odia percibir el aroma de su hermano aun en la almohada; huele a su colonia costosa que terco jamás quiso cambiar, huele a su espuma de afeitar y el champú de matices cítricos; las notas de un hombre entregado a su deber y apasionado por un mundo que Jimin jamás entendería estaban ahí. Cuando el odio se disipa, aspira de nuevo impulsado por un sollozo, y entonces lo percibe, el aroma de su hermano, el chico que encontraba en un helado la solución a todos los problemas, el mismo que le convenció de estudiar piano y que se prestaba a escuchar los pésimos intentos de canciones que comenzaron como ruido y poco a poco se convirtieron en melodías preciosas donde el mayor de ellos cerraba los ojos y colocaba una sonrisa relajada y satisfecha, tan orgulloso de lo que Jimin podía crear con sus manos.

TRUST ME [ Yoonmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora