Presente

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En el presente, la fiesta seguía tan estrafalaria y ruidosa que comenzaba a dolerle la cabeza.
Varios de los nobles ya estaban hasta los pies de borrachos.
El espectáculo que Sir Marcus hizo le causó tal alegría que se hecho a reír.

El noble era joven sin duda apenas un adolescente por su poca resistencia al alcohol y por sus facciones añiñadas.

Lo ayudo a ponerse en pie y volvió a ponerse feliz cuando este le ofreció su mano para bailar.
Un baile después Merlin tomó al más joven como excusa y lo ayudó a llevarlo hasta su habitación.

Así se aseguraría de dejar el orgullo del Sir intacto y de que su retirara no fuera mal vista.

El joven ya tomado le platicó sobre su vida, desde cómo lo hacían levantarse temprano para estudiar hasta sus baños para nada relajantes lleno de medicinas.

Un silencio se hizo después de que el joven le pidiera un consejo al mago.
Algo sobre un amor no correspondido.
Merlin apretó sus labios por la ironía de aquella situación.

El mismo Mago tenía el mismo problema.

De pronto los ojos verdes a su lado lo perforaban con una dedicación que el mismo mago no sabía que podía poseer alguien tan joven.

-eres muy guapo- el mayor peso que llevaba Merlin se hizo ligero Sir Marcus se había apoyado por completo sobre sus pies.

Sus manos estaban frías en contraste con su rostro que estaba helado por la brisa nocturna.
Las suaves y pequeñas manos enmarcando su rostro como si Merlin fuera el amor anhelante del que Sir Marcus le contó solo unos minutos atrás.

-tus ojos son preciosos, dos gemas preciosas del color de la libertad, campos rebosantes de vida y tus pestañas están tan rizadas y largas- acaricio sus mejillas y Merlin quiso apartar el toque con un manotazo pero el joven estaba tan borracho que estaba seguro que con aquel movimiento lo mandaría al piso y se golpearía la cabeza.
-Tuz labios son tan bonitos, ni si quiera Miriam que se esmera en pintarlos logra que queden así... tan suaves como algodón y tan rojos como la fresa de temporada- la caricia suave del joven le erizo la piel.
Y su incomodidad se incrementó un cien por ciento.

Entonces alguien interrumpió su momento.

-Gracias a Dios- dijo aunque no sabía quién era su salvador y que estaba conteniendo la respiración.

-Es momento de seguir Marcus, vamos antes de que tu padre se de cuenta que enserio estás muy borracho- Arturo tomó ahora el peso muerto del más joven y lo arrastró por el pasillo.

Sus ojos se desviaron de la delgada figura de su invitado a la del mago que le seguía los pasos desde atrás.
Tal vez era por la falta de luz que Merlin confundió su mirada clara con algunos colores más oscuros.

-el es muy bonito- Merlin lejos de sentir algún tipo de pena puso sus ojos en blanco.
Ahí iba otra vez.

-supongo que tienes razón- su andar se detuvo de inmediato, Arturo acababa de afirmar (a su manera) que Merlin, el mismo Merlin al que siempre le cantaba sus defectos era bonito.
Sus pies e volvieron a ponerse en marcha.

Su felicidad duro solo algunos minutos.

-si fuera mujer ya mismo le pediría matrimonio- el joven Sir destruyó el ambiente.
Era verdad y Merlin lo sabía.

El defecto no solo estaba en que su sangre no pertenecía a la realeza, su defecto y destrucción estaba en que el era un varón.

Ahora solo quería irse a su cámara y descansar mientras se repetía que por mucho que quisiera a alguien el cariño no era mutuo y aunque lo fuera no podría relacionarse de esa forma.

Perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora