Impaciencia

188 25 0
                                    

Impaciencia.
Es lo que Arturo estaba sintiendo desde hacía exactamente hace una hora.
Era un sentimiento que ya lo llevaba acompañando desde hacía mucho tiempo y aún así aquellas semanas parecía no existir otra cosa mas que esa.

-el no se ha comunicado-

-aun nada mi Rey- el caballero frente a él no dijo nada aún cuando noto la preocupación que empañaba las facciones de su Rey.

-prepara un cuadrilla, quiero mi caballo listo para cuando esté fuera- era una orden impulsiva, pero era la orden de un rey.
De su rey.

Nadie se movió.

-es mejor que esperes Arturo, si hay algún peligro solo te estarás exponiendo a demás Merlin tiene algo mas importante que la fuerza- Gaius era uno de los pocos que un lo llamaba por su nombre y Arturo lo permitía por que el viejo médico era alguien que había estado toda su vida junto a él.

También era verdad lo que el médico decía, Merlin no solo tenía el poder de la magia, el era un ser muy brillante.
Brillante en todas sus formas.

-es mejor que hablemos de la disposición que tendrán los alimentos en este invierno- sabía que Gwen solo quería mantenerlo ocupado, libre de sus pensamientos negativos.
Aún así encontraba molesto el que pudiera cambiar de tema con tanta facilidad.

Nadie dijo nada cuando este tomó asiento a su lado y comenzaron a leer las últimas hojas del libro de suministros.
No era el único que estaba preocupado.
Sabían que la magia no era mala, solo aquel que la manejaba con ira o venganza.

Eso le había enseñando su siervo,  pero aún había muchas de esas personas en el mundo.
Personas segadas por el odio y que vivían en el pasado esperando buscar venganza.
—————

-¡han pasado dos semanas y el no a dado señas de vida¡- su ser desprendía colera.
Intento por todo lo sano ignorar el hecho de que su amigo no se comunico con el, intento pensar que todo estaba bien, pero sin una respuesta Arturo tenía miedo.

Miedo de perder al único que lo había visto tal y como era, con todos eses defectos, con todas esas inseguridades y aún así aún lo quería.

Le habían prohibido salir de Camelot.
¿Quién diblos se creían?
Si. Eran sus caballeros, los pilares de la mesa redonda pero aún así no eran más que él.
El era el jodido Rey, quien decidía quien vivía y quien no, quien tomaba decisiones como quien comía y quien no.

"Deja de ser tan egocéntrico, ahora más que un rey pareces un tonto" una voz tan conocida para el resonó en su cabeza.
Era su consciencia, hacia mucho que la voz de Merlin se había convertido en su conciencia.
Realmente no sabía si le gustaba o le fastidiaba ese hecho.

-se mando una cuadrilla ayer por la noche si esperas un poco más ellos nos darán una respuesta- tuvo que respirar un par de veces para no contestar una grosería.

Gwen no se había despegado del desde que sus nervios estaban traspasando la careta de tranquilidad que solía portar, pero más que ser una ayuda solo aumentaba más su furia.
¡Merlin también era su amigo!

¿Por que el era el único que se preocupaba?
¿Que acaso ellos no veían el lado negativo de todo aquello?

Alguien tocó la puerta, eran toques suaves e inseguros.

Quien fuera el impertinente Arturo lo aria pagar.
Se sabía muy bien que mientras estuviera reunido con sus caballeros dentro de aquella sala no podía ser interrumpido.

Los toques no pararon aunque este ya había respondió que se fueran.
Se levantó de su asiento cundo Elyan abría la puerta.

Nara la misma joven de la otra vez.
Estaba ahí tan quieta que su mano derecha aún estaba arriba simulando tocar la puerta.

Esa niña siempre llegaba en los peores momentos.

-lamentó interrumpir mi señor- se inclinó con un gesto respetuoso y sus ojos jamás subieron su vista del piso.
-Mi señor a enviado una carta, se me ordenó que cualquier cosa que tuviera relación con mi señor se lo trasmitiera de manera rápido majestad- el mal genio del rubio se fue con un pestañeo.

Se encaminó los pocos pasos que le faltaban y tomó la hoja de entre las manos se la pequeña.

Su corazón latió con más fuerza cuando noto la firma y el sello real que solo Merlin podía tener.
Hacia solo unas semanas atrás el le había ayudado a elegir.

-Gracias- le sonrió en señal de disculpa y dejó que se retirara.
Detalló el papel entre sus manos.

-vamos rubia tú nos has metido miedo así que ábrela o te la arrancaré- Gwiane como siempre rompiendo momentos especiales lo regreso al presente.
Rasgo el papel con suavidad rompiendo el sello que servía para proclamar privacidad.
Una sola hoja, se relajó cuando vio que estaba atiborrada de palabras.

Era la caligrafía de su siervo.

*Estoy seguro que mi ausencia de comunicación los mantenía preocupados, así que de antemano les pido una disculpa por mi falta de palabra.
Si no es así bueno supongo que están bien.
Temo informar que mi presencia será retenida por más tiempo del que me guste.
Es una situación delicada, hay muchas cosas que desearía escribir pero no se que tan correcto sería revelar esta información.
Me encuentro bien, mi salud es buena.
Nos vemos, descansen bien y no se preocupen por mi*

Era la peor carta que Arturo había leído y eso que tenía un cajón llena de ellas sobre quejas y sugerencias.

-¿no hay más?- pregunto Lancelot su gesto no era bueno a pesar de que este siempre era el rostro de la calma.

-esto es grave- que Gaius dijera esas palabras secaron su garganta.
-que era lo que Merlin fue a ver-

-una cueva- contestó el rubio con rapidez, no sabía mucho por que la noche en que Nara había proporcionado la información el estaba algo ido.

-seguramente no era una cueva donde la luz y el cariño se mantuviera presente- aunque le pidieron más explicaciones al viejo médico este no dijo más.
Elegando que el tampoco sabía y lo más seguro era que se estuviera equivocando.

Y esas palabras solo incrementaron la terrible imaginación del rey.
———
Buenos días.
Buenas tardes.
Buenas noches.
Es un día muy especial para mi a si que trataré de subir mucho mas hoy.
Espero de todo corazón que les guste y cualquier cosa nos leemos 💖💖💖

Perdido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora