Ella

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Le había constado mucho mantener la paz en aquel lugar.
Tuvo que hacer muchos rituales de energía y limpiar todo el terreno.
Para que la mala energía que absorbía la cueva se saliera de ella como las manchas que Arturo dejaba en su ropa.

Después de eso y con ayuda de algunos druidas había dado un funeral digno para aquellos seres que habían tenido la mala suerte de morir ahí.
Estaba empacando todo cuando alguien lo interrumpió.

-mi señor- por mucho que Merlin les había dicho que  no se inclinarán ante el ya qué el no era un rey nadie parecía hacerle caso.
-agradecemos por su cooperación y presencia- el sonrió y pasó un brazo por el más joven.

-es lo qué hay que hacer no hay nada que agradecer - hablaron un poco sobre cosas más buenas que los últimos días.
Anécdotas que eran acompañadas por sonrisas joviales y risas frescas como la misma noche.

-Gracias por la comida y la carroza- el más joven negó y salió de la tienda improvisada.
Le habían proporcionado una pequeña carroza de madera para transportar todo lo que se encontraba dentro de aquel horrible lugar.
El tenía que evaluar que tan malo era y como podía dejar de ser tan malo.

Salió de ahí después de compartir la última comida con una agradable familia de campesinos.
Con el camino tranquilo, Merlin se puso a leer un libro más pequeño, están dentro de una de las ropas de las víctimas.
No había nada fuera de lo común solo la ultima página que parecía tener una descripción con lo que el mago supo enseguida era sangre.

Las leyó desde su mente una y otra vez pero no parecían tener sentido.
Grave fue su error cuando las pronunció en voz alta.

Su andar se detuvo y calló de su caballo.
Su cuero comenzó a calentarse, sentía como si su piel fuera desprendida con lentitud de sus huesos.
El dolor lo hizo llorar, sus gritos llenaron el bosque tan solitario.

Sus ojos se cerraron cuando no pudo aguantar más.

***
La próxima vez que abrió los ojos el bosque estaba oscuro.
La noche ensombrecía el bosque y le daba un aspecto mucho más terrorífico, se levantó con lentitud.
Las estrellas brillaban con lejanía dejándole en claro que aún no había amanecido ni estaba cerca de amanecer.

Un peso extra en su cuerpo lo hizo observarse.
Termino callando nuevamente.

¡¡¡Tenía pechos!!!
No eran grandes o voluptuosos.
Pero eran pechos, apenas una curvatura que abarcaban sus manos.
Sus manos eran delgada y suaves.

Su ropa aún que no muy ancha le quedaba floja.
Cuando quiso correr al río más cercano calló de nuevo por sus pantalones resbalaron.

Todo estaba mal.

Su cabello negro como las alas de un cuerno cubrieron por completo su visión.
Era tan largo que se lo jalo sin querer al levantarse.
El cabello negro le llegaba más abajo de sus codos, tan sedoso y brillante como solo lady Morgana lo tenía.

Corrió hacia el caballo pensando que este no lo reconocería así que se acercó con cuidado esperando un desplante del animal.
Pero este lo acepto con tranquilidad, dejó que lo acariciará y que montara en el como si no se tratara de una persona diferente.

Que no lo era, o eso quería pensar el mago.

-busquemos un poco de agua- dijo su voz tan suave y melódica le provocó un escalofrío.

No les tardó mucho localizar un río.
Aún no estaba del todo claro cuando llegaron así que Merlin dejó que el animal descabezara y el trato de hacerlo.

Pero tenía tantas dudas y aún no se sentía cómodo con todo aquello el peso extra en su esternón le provocaba desconcierto y un dolor muy leve de espalda.

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