Pecado

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Poder separarse de Arturo fue todo un caos.
El rubio estaba muy interesado en no dejarlo incluso para ir al baño.

Sus manos cambiando de volumen como su cuerpo.
Ella estaba por volver y estaba seguro de que no estaba feliz.

-Merlin creo que deberías ir a tu cámara, leer los textos que tengas y tratar...- Lancelot se callo cuando noto el estado en el que su amigo estaba.
-¿que sucede Merlin?- se acercó a él con pasos inestables.

-¿y si me quedo así?- Lancelot retrocedió cuando noto que el cuerpo de Merlin de nuevo había cambiado.
-en esta forma no hay impedimentos- also sus manos y la poca luz que había enmarcó las delgadas extremidades.

-Merlin- advirtió con voz consoladora.

-se que sabes mi pecado- está vez el cuerpo del mago otra vez dominaba la superficie.
Sus ojos llorosos y la mueca de profunda tristeza hizo que el corazón del caballero se quebrara.

-Amar no es un pecado Merlin- corrigió el castaño por que claro que sabía de que se trataba.
Llevaba mucho tiempo junto al pelinegro para entender que aquellas palabras eran por los sentimientos que el hechicero tenía hacía Arturo.

-!no lo entiendes¡- su cuerpo a punto de convulsionar de la impotencia.
-los sentimientos que tengo no son dignos- sus manos se enfurruñaron en los ojos del pelinegro avergonzado.
-si antes ya era un fenómeno por mi don ¿lo que siento ahora hacia Arturo en que me convierte?-

Fue la primera vez que Merlin buscaba refugio en sus brazos por su propio pie, el que este se acurrucara en su pecho y con sus manos se aferrara a la capa le hizo saber que por muchas palabras de consuelo o ánimo el joven Emrys ya tenía una idea y no era nada buena.

Lancelot lo abrazó sin saber que más decir.
Había tantas palabras que su mente disparaba pero su boca callaba.

¿Como es que amar se vuelve un pecado?
Quiso decir, pero alguien abrió la puerta e interrumpió la escena.

Por la posición en la que estaba, el caballero no sabía quién era, pero la mirada era pesada y le causó incomodidad.

-no sabía que estaban ocupados- ambos se separaron con lentitud.
Merlin se giró dándoles la espalda, seguramente para limpiar sus lágrimas o ocular el dolor.

Lancelot enfrentó de frente las dos dagas que su rey tenía por ojos en ese momento.

-por que no regresas a la mesa- en definitiva eso era una orden, Lancelot había estado entrenando años con Arturo para saberlo.
No se atrevió a decir nada cuando de nuevo noto la insistente mirada llena de furia en sus ojos azules.

Pasó saliva sin pensarlo mucho y asintió, despidiéndose de Merlin con un apretón de hombros.

-¿secede algo malo?- se atrevió a preguntar Arturo cuando noto que su amigo no tenía la intención de darse la vuelta.

-yo...yo no me sentía bien- el tartamudeo le hizo saber al rey que Merlin había estado llorando.

-¿es por la maldición?- sus brazos buscaron solos la cintura de Merlin acariciando con suavidad, un gesto que Arturo sabía muy bien era solo para dejar en claro que el no era Lancelot.

-es otra maldición si lo ponemos así- se giró para poder encararlo.
-¿que piensas de ella?- sus labios temblaban cuando dejó salir aquella pregunta.

Ambos sabían quien era ella.
La prima de Merlin.
Maritza.

Fue un silencio que a ambos los perturbó.

-es bonita ¿verdad?- de nuevo era Merlin el que hacía las preguntas, tenía sus ojos en el piso y parecía triste.

-lo es, es muy bonita... pero no eres tú Merlin- Arturo refunfuñó mientras se acercaba más a su amigo.
-ademas es increíblemente odiosa- aquellas palabras hicieron a ambos reír.

-Ella parece que te quiere-

-Bueno yo no puedo quererla... ya te había dicho qué hay alguien más Merlin- Arturo se sorprendió por el brusco movimiento con el que ambos se separaron.

-creo que mi maldición terminara cuando la persona a la que amo me ofrezca su sangre- ni si quiera Merlin sabía por que había dicho esas palabras.

Era una hipótesis con la que su cerebro había jugado toda la noche.

-¿y quien es...?- el hechicero interrumpió a su rey.

-eso no importa... ya nada importa- se alejo aún más hasta estar al borde tocando la piedra de aquel balcón.

Al rubio no le gusto para nada el tono triste con el que su amigo se expresó.
Como si ya se hubiera perdido cualquier oportunidad... cualquier esperanza.

-Merlin-

-voy a perderme, mi consciencia sepultada por la magia de la que tanto quisiste protegerme, tal vez si era mejor mantenerla condenada- dejó salir una risa sin humor.
-¿pero sabes que es lo que más me lastima?- dejó caer el peso de su cuerpo en el balcón hecho de roca, sus ojos de nuevo inundados de lágrimas y aún que parecía tan asustado no despegó la vista de esos ojos azules que el tanto amaba.
-que ni siquiera podrás reconocerme- volvió a reír sin humor mientras se levantaba.

-té equivocas, nunca antes te habías equivocado tanto y me hace feliz solo por un momento saber que yo ahora tengo la razón- de nuevo lo sostuvo.
Frente a frente por que Arturo enserio quería que Merlin no solo escuchara si no que también entendiera y grabara en su mente aquellas palabras.
-yo podría reconocerte en cualquier lugar ¿como no podría darme cuanta con esos ojos que tienes? ¿No podría ignorar tu presencia aunque fueras una roca? Y si así fuera... si no puedo verte... entonces yo te buscaré- acarició su mejilla y Merlin sintió aquello como una conferencia mucho más íntima de lo que era.
Sollozo un poco antes de que Arturo lo atreverá en sus brazos.

Era verdad que cuando estaba en aquella forma cuidaba rigurosamente su actuar y su físico.
Pero Arturo una vez más se estaba equivocando y el mago no sabía ni cómo decírselo.

¿Por que no confesarle que aquella mujer que se a hacía pasar por su familia era el?

Miedo.
Frustración.
Merlin tenía muchos sinónimos para describirse y se sentía como el más estupido y cobarde.

-hay algo más en lo que te equivocas- sus pensamientos negativos interrumpidos por el susurro ronco que lo hizo estremecerse por completo.
-Nunca podría arrepentirme de decretar el derecho de la magia como libre... tal vez ya no lo recuerdes pero el día que decidimos ese decreto no solo liberamos a gente inocente- Arturo los separo con un toque suave.
-té liberaste a ti mismo... ese día pude ver que tan resplandeciente era tenerte, entendí lo que significa tener a alguien especial y no hablo precisamente de tu don. Me demostraste que se puede vivir siendo todo y a la vez nada-

La risa que Merlin dejó salir ánimo el ambiente de aquella noche.

-yo pude muchas veces patearte el tracero- dijo lleno de orgullo y ambos rieron.

-estoy seguro que a si pudo ser-

Y tal vez aquella noche ya no hubo mas palabras.
No existieron mas explicaciones, ni frases de consuelo.

Eran solo dos hombres tan diferentes y aún así eran piezas que encajaban a la perfección.
Dos personas que no se consolaban con palabras, que solo bastaba la compañía del otro para que todo se sintiera que iba a estar bien.
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Como andan 👀

Estaba un poco perdida 🤣 pero regresé jajajaja

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2024 ⏰

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