1 x 11- Damas imperiales

71 7 22
                                    

Era fin de semana, no había instituto, y eso no le gustaba para nada a Adrien.

El muchacho se levantó un tanto agotado y se cambiaría de ropa mientras Plagg solo se quedaría ahí viendo.

— ¿Hoy no hay instituto? Para que te alejes de tu padre.

Adrien solo negaría con la cabeza.

—No por desgracia. Desearía poder quedar con los chicos pero... Conociendo como es mi padre, seguramente no me dejaría.

Plagg solo hizo un gesto un poco molesto ante esto que estaba escuchando.

—Tú padre es un monstruo sin corazón, deberías de pelear contra él.

Adrien negaría con la cabeza.

—Pelear contra él solo agravaría las cosas, he aprendido en todo el tiempo en el que hemos estado los dos es que si él dice algo, debo de hacerlo, sí él se enfada darle la razón... No puedo pelear contra él porque las consecuencias son estas heridas que tengo en mi cuerpo. Y cada vez se pone peor, tú mismo lo viste cuando llegue aquí a casa, no me dijo a qué hora volver, solo me dijo que lo hiciese y ya, no pensé que tardaría tanto.

Adrien quería estallar a llorar en ese momento, pero Plagg se pondría en el hombro de este y se acurrucaría allí, apoyando su cabecita cerca del cuello del muchacho.

—Tal vez no puedas ahora, pero estaré aquí para ayudarte en todo lo que este en mis garras para poder que no estés solo, que no tengas un hombro donde llorar en los momentos más oscuros.

Adrien se le saltarían las lágrimas ante esto y tomo suavemente a Plagg para hablarle.

—Gracias...

Adrien se secaría las lágrimas con sus manos y vería de nuevo a Plagg, que volvería a flotar.

—Vamos, ¿No? — hablo el rubio con una media sonrisa.

Plagg solo asentiría con la cabeza y se ocultaría, y con ello Adrien iría a la cocina y desayunaría como todos los días. Las dietas estrictas de modelo le eran una mierda, siempre quiso probar algo diferente, quería probar postres, dulces, siempre deseo de pequeño probar pasteles o cosas como el chocolate, pero nunca llego a probarlos por esa dieta, desde muy pequeño lo estuvieron sometiendo a esas dietas y... Nunca tuvo una vida normal.

Cuando termino de desayunar, se iba a ir para su habitación de nuevo, pero en el salón principal vio a dos personas con su padre, una mujer adulta, llevaba un boken de madera, un kimono blanco con el pelo recogido en un moño y unas gafas que hacían muestra de que tal vez tenía una discapacidad ocular y una chica a su lado... Y aquella chica la reconocía perfectamente, era Kagami, de su academia de esgrima, pero esta se veía con una ropa normal, una camiseta de cuello alto y mangas largas de color rojo, falda de tubo azul oscuro que le llegaban a un poco antes de la rodilla, medias negras y bailarinas color blanco.

— ¡Adrien, ven aquí!

Adrien tragó saliva ante esto y fue directamente con ellos.

Gabriel en eso tomo del hombro al muchacho. Adrien no podía evitar sentir asco, sentía rabia dentro de él con el mero toque de su padre encima de él y solo intento salvar las apariencias ante esto.

—Adrien, ella es Kagami Tsurugi, la hija de la empresaria Tomoe Tsurugi, tenemos que hablar de unos temas así que vete con esta a tu habitación y habláis ahí.

El rubio solo asintió con la cabeza un poco incómodo por la situación que estaba viviendo en esos momentos. Le gusta Kagami y ahora resultaba ser esta hija de alguien que su padre conocía lo ponía un tanto incómodo.

Miracle (Temporada 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora