Sana y Salva | Joel Miller (TLOU) | Pedro Pascal (CANCELLED)

4. Defensa

Izzie estaba más pálida de lo normal, y el humo del cigarro y el sabor a té en la boca le empezaba a causar náuseas. Sintió calor en las mejillas, grandes y altas, pero delgadas. Volteó a ver a Ellie, y a cambio, la niña le pegó una bofetada de vuelta con solo fijar sus pequeños ojos en la joven que acompañaba a Joel.

— No. No, no, no. No, yo no viviré acá. — Dijo angustiada, como si quisiera levantar las manos en alto para que no la asalten y demostrar que no pondrá resistencia. — Mierda, Joel. ¿Por qué le has dicho eso? — Dio un paso hacia adelante, para acercarse a Ellie. — Me llamo Izzie. — Dijo calmada, esperando una reacción. — Tu padre me ha encontrado hoy en el bosque, y amablemente me dejó pasar la noche acá. Lo acabo de conocer hoy.

— Eso no impediría que se echaran un buen polvo.

— Ellie. — Dijo Joel, severo, para llamarle la atención. — Izzie es nuestra invitada. No hemos tenido ningún polvo ni mierdas.

— ¿Y por qué entonces estaban a punto de besarse?

— No. No es cierto, tu padre estaba solamen-

— No es mi padre realmente. Es Joel. — Dijo. — ¿O no sabe?

Él se pasó ambas manos por la cara, suspirando. Lo enredó todo. — No. No le había dicho. Izzie, Ellie es mi hija adoptiva.

Vale, ahora Izzie entendía por qué no había una "madre" de la que tuviese que hablar Joel. La habrá adoptado estando solo, supuso. Quizá era gay... Estaba desconcentrándose. Luego volvió en sí.

— Yo no pienso quedarme acá por mucho más. Es solo hasta mañana. Estoy... Estoy... Usando tu pijama... — Joder, pensó. Qué linda forma de acercarse a la niña. — Lo siento...

— Eso da igual.

De un momento a otro, Ellie se dio media vuelta, se acercó a un cajón del mueble de la cocina y comenzó a servirse un cereal de aros de colores con algo parecido a leche, probablemente un sucedáneo. Tomó una cuchara, y se sentó en la mesita.

— Ya me desvelé, Joel. — Suspiró. — ¿Cuál de los dos me va a contar entonces, con detalles, por qué estás acá? — Miró a ambos.

Joel e Izzie se sentaron en sus respectivas sillas, donde estaban sus tazas frías. Él comenzó a contarle de manera resumida toda la historia a su pequeña hija.

— Joder. ¿Y tú no conoces a su hermana, Joel?

— No, pero la ayudaré.

— Ya. Entonces supongo que yo también.

— No hables con la boca llena. — Dijo él, porque mientras conversaba, podían verse todos los aros de colores remojados en su lengua.

— Bah. — ¿Te puedo llamar Izzie? — Se dirigió a la joven.

— Sí, claro. — Sonrió mostrando sus grandes dientes.

— Izzie. — Dijo seria. — Te voy a decir algo. Esta casa — Movió su índice haciendo círculos para señalarlo todo — Está horrenda. Ya te fijaste. ¿Verdad que hace falta un toque femenino?

— Pues... Sí.

— Ya, entonces te propongo esto: No me importa si te lo estás cogiendo, pero si quieres mi aprobación para quedarte en esta casa y pasar esta noche acá y usar mi pijama y mis bragas, maldita ladrona, tendrás que hacer algo por mí.