Luego de gimotear un poco, Isobel respiró profundo y con la punta de sus dedos frenó las lágrimas que estaban a punto de salir de sus ojos. Era tonto llorar por algo que jamás había tenido, y luego de intrusear los objetos personales de Joe.
Prefirió salir del cuarto para quedarse en la sala de estar, ahora mucho más clara y bonita que de noche, pero quedó a medio camino.
Ellie le comentó por qué tenía tantas libretas, y le dijo que en ellas anotaba casi todo.
¿Podría ser capaz de husmear en el cuarto de una niña para revisarle sus memorias? ¿Tanto era el afán que tenía por conocer detalles de Joel, un hombre sumamente parco y volátil como el mismísimo viento, y que acababa de conocer hace menos de veinticuatro horas? ¿Y qué si no sabía quién era Tess o la hija a la que aludió? Perfectamente podía vivir sin saber tanta información.
Pero no quería.
Abrió lentamente la pieza de Ellie, y con cuidado de no pisar nada que dejara rastros de que una persona se metió en ella, como el ladrón que cuida sus huellas, se acercó al escritorio. En la esquina, apoyados en la pared, había filas y filas de libretas de varios colores. Tomó varios, pero solo para revisar cuál era el afán de tener tantas. Luego, notó que simplemente los iba llenando y empezaba otro, sin deshacerse del anterior. La fecha más antigua que había visto era de la agenda más vieja, también. Estaba notoriamente más destruida que las demás, y muchas hojas estaban rotas, sucias y algunas letras estaban con la tinta corrida por agua...o lágrimas, o cualquier otro líquido.
"7 de septiembre, 2021."
Quizá Ellie anotó algo cuando conoció a Joel, que le pudiera ayudar a descifrar esos pormenores...
— No... No.
Izzie cerró de golpe la libreta, sonando muy fuerte para ser tan pequeña. Estaba perdiendo la cabeza. No iba a vulnerar la privacidad de Ellie por un mero capricho sin sentido. Sabrá cuando deba saber, y eso tal vez era nunca. Dejó todo tal cual como lo encontró, ordenado y apilado, y salió nuevamente con mucho cuidado de la habitación.
Cuando se encontró en la sala de estar, tomó una gran bocanada de aire. Inspiró y exhaló profundamente. Se sentía un poco sucia por haber estado a punto de revisar notas de una adolescente de catorce años, que quizá qué contenían. Pensamientos, opiniones. Lo que se haya marcado en esas hojas no era de su incumbencia, por más que le matara la curiosidad, más aun después de ver las argollas.
Vio el gran reloj a pilas que estaba en la pared, por sobre el sofá. Eran las diez y cuarto de la mañana. Estaba lista, vestida, y no tenía absolutamente nada más que hacer, así que tomó un libro al azar del estante pequeño y se fundió en un sillón café. Era de Emily Dickinson. Massachusettense, curiosamente. "Poemas", decía en grande.
Su pecho es propicio para perlas,
Pero yo no soy un buceador—
Su frente es propicia para tronos
Pero yo no tengo penacho.
Su corazón es propicio para un hogar—
Yo—un Gorrión—construyo ahí—
Con la dulzura de las ramas
Mi perenne nido.
Recordó sus últimos días en la universidad, analizando la métrica de poetisas estadounidenses de renombre, eligiendo a Dickinson y a Hilda Doolittle. Sufrió, pero le entretuvo la asignatura. La aprobó y se sintió con una carga menos en su carrera. Si tan solo hubiera sabido lo que pasaría después en todo el mundo. Cuando estaba cursando el Bachillerato de Lengua y Literatura en la Universidad de Washington, gozaba mucho de lo que hacía. Era relativamente feliz y llevaba una vida sin mayores sobresaltos. En sencillos términos, no podía haberse quejado de nada.
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Sana y Salva | Joel Miller (TLOU) | Pedro Pascal (CANCELLED)
Hayran KurguIsobel, una joven oriunda de Olympia, Washington, decide emprender rumbo a un viaje riesgoso y desconocido en busca de su hermana desaparecida. Conoce en su desesperación a Joel, un misterioso y duro hombre que ha pasado por mucho en muy poco tiempo...