14. Efímero

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— ¿Aló? ¿Hay alguien? Llegué. — Avisó.

No escuchó absolutamente nada. Se acercó algo temerosa a la cocina, pero no estaban, aunque la mesita seguía rota.

— Vaya, vaya. Deben estar en el cuarto entonces. — Sonrió.

Dejó su mochila en una de las sillas y caminó hacia el dormitorio de Joel. Frente a la puerta, golpeó estrepitosamente.

— ¡Joel! ¡Joel!

— Coño. — Susurró al despertar. — Izzie. Izzie, cariño. — Movió tiernamente a la joven que todavía seguía encima de su cuerpo desnudo. — Despierta. Nos hemos quedado dormidos.

— ¿Hm?

— Joder, podría pasarte encima un ferrocarril y jamás lo sentirías. — Río, mientras seguía oyendo los llamados de su hija. — Izzie, despierta. — Le dijo al oído, ahora más fuerte.

— ¿Ah? ¿Qué pasa? — Miró gruñéndole.

— Despierta. Nos hemos quedado dormidos. Ellie está acá, llegó sola... Quizá qué hora es. — Dijo preocupado hacia ella. — ¡Ellie! Aquí estoy. — Gritó.

— Vale, pero sale. Quiero contarte algo. — Se escuchó decir desde la sala de estar.

— Ya. — Respondió Joel.

Se paró rápidamente y se puso la ropa que tenía esparcida por el piso, agachándose en uno y otro lugar. Corrió al baño a lavarse un poco la cara para sacudirse el olor a sexo y sudor, y salió de la habitación, viendo a Ellie sentada con cara de travesura.

— Coño. — Rió bajito mientras se paraba a tomar la mano de su padre para arrastrarlo al sofá. — ¿Ha pasado? ¿Salió bien? Dime. ¡Dime! — Sonrió.

— Sht. Baja la voz. ¿Quieres que nos oiga hablar de ella? — La regañó. — ¿Qué hora es?

— Las 00:28. Creo que te atrasaste un poco para ir a buscarme a casa de Dina...

— Mierda. Perdóname, Ellie. Estábamos... Ahí... — No sabía cómo explicarle, pues era muy pudoroso y después de todo, era su hija pequeña. — Nos quedamos dormidos sin saber cuándo. Lo siento. — Miró con tristeza.

— No, está bien, solo fueron dos horas. — Le devolvió una mirada suave y dio pequeñas palmaditas en su rodilla. — Estoy orgullosa de ti. ¡Ahora eres todo un hombre!

— Joder... — Puso los ojos en blanco. — Si serás tan cabrona, me largo.

— No, no. Ya. Cuéntame. No me des tantos detalles, eso sí. — Reía. — ¿Ha salido bien?

— Ha salido...

Notó que el interés de su hija por saber cómo había sido ese encuentro era novedosamente ingenuo. En realidad no quería saber detalles por chismosa o por malicia. Simplemente estaba esperando que su padre, a quien adoraba pese a todas las cosas, estuviese feliz. Quiso preguntar porque quería saber si tuvo un lindo momento a solas.

— Ha salido perfecto. — Le miró suspirando.

— Dios, mírate. Estás como un niño. Casi te brilla más el pelo. — Se burlaba. — Ni siquiera puedes parar de sonreír. Me alegra saber que estás así. ¿Sabes que ella te ha cambiado, verdad?

— Sí, eso creo... ¿Me veo distinto?

— Oh, sí. No sé cómo habrás vivido antes de conocerme, pero yo al menos desde la primera vez que te vi jamás había notado algo así. Tienes un brillo en los ojos... — No supo terminar la frase. — No lo digo para molestarte. Hablo en serio. ¿Te estás enamorando acaso?

Sana y Salva | Joel Miller (TLOU) | Pedro Pascal (CANCELLED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora