12. Sul di me

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Derek Schell

Los días pasaban y aún seguía sin noticias de aquel tipo que me había llamado, Oliver me dejó salir de casa. 

Hacía días que no me dejaba, supongo que porque tenía miedo de que algo me pasara. Desde hace unos días llevaba escuchando una canción en bucle, siempre que estaba triste me la ponía, es cierto me iba a deprimir aún más pero esa era la idea.

Ser masoca y con estilo, nenes.

"el universo sobre mí" de Amaral, era lo que resonaba en mis auriculares. 

Caminaba por el largo pasillo hasta llegar a la sección de narcóticos, me puse la capucha de mi sudadera al igual que metí mis manos en el bolsillo de esta.

Si alguien me viera ahora me confundiría con un ladrón, con un pandillero o un quinqui.

Al escuchar aquella frase de: "Quiero vivir", sabía que había llegado a la parte del estribillo de la canción, la culpable de que en las noches me pasara llorando. 

Me hacía replantearme todo.

"Quiero gritar", conducir hasta una montaña y gritar a pleno pulmón todo lo que llevo dentro, tratar que salga disparado.

"Quiero sentir el universo sobre mí", quizás no fuera consciente pero indirectamente lo sentía que ya estaba sobre mí.

"Quiero correr en libertad", ojalá y dejarlo todo atrás.

"Quiero llorar de felicidad", creo que este cuento no terminara bien, así que no podre llorar de felicidad o ni siquiera podre, quizás algo me acabe matando antes de lo que me espero.

"Quiero vivir", muchas veces he querido huir de esta vida, mi muñeca es la prueba de aquel intento de huida fallida.

"Quiero sentir el universo sobre mí".

"Como un náufrago en el mar". 

"Quiero encontrar mi sitio, sólo encontrar mi sitio

Mi mente empezaba a perderse por los versos de aquella canción, sin duda quería encontrar un nuevo hogar, pero, por cabezonería o por orgullo no podía dejar atrás las ganas de vengarme sobre lo ocurrido en Alemania.

Kesar parecía estar preocupado por mí, solo aparenta muy bien.

Me senté en mi respectivo cubículo y solo seguía con los auriculares puestos junto con la capucha. 

No tenía ganas de nada, sentía que algo no estaba bien dentro de mí, sentía que cualquier cosa me haría saltar a la mina.

Tienes que estar tranquilo y mantén tu fachada de niño inocente, delicado, pero sobre todo de niño bueno.

Me recordaba una vez más mi consciencia. 

Comencé a teclear cualquier cosa por internet. 

Cualquier noticia me parecía aburrida, todo lo que miraba me parecía aburrido.

Sentí una mano cálida en mi hombro derecho. 

Levanté la mirada y vi que era Kesar. 

Me quitó uno de los auriculares y me preguntó si estaba bien. 

No sabía que decir, así que solo me puse la máscara que estaba ya quebrada de tanta mentira.

Le di mi mayor sonrisa y le dije que sí que todo estaba bien, que solo estaba un poco cansado. Él no parecía convencido, pero decidió no presionarme y simplemente siguió con su trabajo.

COBARDE: MENTIRAS || Saga Mancuso #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora