COBARDE: MENTIRAS || Saga Mancuso #1

8. La infiltración

Derek Schell

Semanas después

Hace ya una semana que no veía a hyung, no sé dónde podría estar. 

Trate de contactar con su abogada pero su línea estaba apagada fuera de cobertura. Hoy era uno de esos días donde tenía el día libre. 

Estaba en la cama echado mirando al techo, pensando en cosas del pasado nuevos planes que hacer. Pero, por mi mente pasaron las imágenes de hace unas semanas con Oliver.

No pude evitar romperme en aquel lugar, Oliver me abrazaba con fuerza, se sentía cálido estar abrazado a él. Le mire, necesitaba más de él, en un movimiento rápido Oliver estampo sus labios contra los míos. Era suave al principio, no subió ni bajo la intensidad en ningún momento. Nos separamos cuando sentimos la falta de aire.

—¿Ol...Ollie? - pregunte mirándolo sin entender casi lo que había pasado.

—¿Qué fue lo que te paso, gatito? - dijo acariciando mi mejilla, me sonroje un poco mirándolo.

— Solo recordé algo de mi infancia... - hice una pequeña pausa.

—Mejor no hablemos de los traumas, ¿sí? - aconsejo Oliver tan solo asentí. — Bien, necesito que me hagas un favor.

—¿De qué se trata?

Mi recuerdo fue interrumpido por el sonido de mi móvil, lo tome perezosamente ni siquiera tenía ganas de levantarme pero, tenía que hacerlo. 

Mire el mensaje y era de un numero desconocido.

Desconocido: Estoy abajo, sal en 15 minutos. Ahí trabajo que hacer.

¿Por qué estoy viviendo en un déjà vu?

Con toda la pereza del mundo salgo de la cama, el frio choca con mi piel lo que hace un pequeño escalofrió recorra mi cuerpo, hoy era uno de esos días donde hacia más frio de lo habitual. 

Me acerque al armario y de él saque un pantalón térmico junto con otro pantalón tipo multi-bolsillos militar, después hice lo mismo con las camisetas primero tome una térmica y luego saque una camiseta básica de color blanca por las mangas eran de color negro. 

Me acerque a la silla la cual tenía casi una montaña de ropa, creo que debería de aprender a poner una lavadora, pero la ultima vez casi inundo la casa. 

El caso saque milagrosamente sin tirar nada al suelo una chaqueta con un estilo para moto. Antes de ponerme la chaqueta entre al baño para vendarme la mano como de costumbre.

¿Y si me hago pasar por Leo Mancuso?

Aquella descabellada idea paso por mi cabeza, teníamos la misma altura, la diferencia es nuestro pelo. 

Él lo tenía blanco por completo, mientras que yo lo teñí para que luzca como luce hoy en día, de color negro. 

Mientras sacaba las vendas vi una goma para el pelo, el flequillo a veces me molesta así que lo até en una media coleta. Tome las converse de color negro y por la punta blancas. 

Tras acabar de arreglarme tome el casco y baje, en la recepción vi un cuenco piruletas así que tome una, tras quitarle el plástico la metí en mi boca, la verdad me gustaba el sabor de aquella piruleta. 

Me gusta el limón, bueno me gustan todos los sabores de las porras estas.

La vibración de mi móvil me hizo casi temblar en el sitio. Lo saque y mire de quien se trataba, de nuevo el numero del desconocido.