COBARDE: MENTIRAS || Saga Mancuso #1

2. La llegada a Moscú

Derek Schell

—¿Puedo ir contigo? – decía mirando hacia él, era muy probable que no me dejase ir con él.

—¿Para qué quieres venir conmigo? – preguntó mirándome con curiosidad, nunca le había dicho nada de salir de este pueblo, tenía que buscar una excusa creíble. El vago pensamiento del coche pasó por mi mente.

—No me pueden mandar el coche hasta aquí, dijeron que llegaría a un concesionario de la capital – rezaba lo poco que sabía para mis adentros esperando que aceptara llevarme con él.

—Está bien – hablo Kim, una sonrisa de victoria se dibujó en mi cara, miraba hacia mi mejor amigo — Solo te llevo para que puedas practicar, no solo conmigo el idioma

Aquello se consideraba una victoria, ya que podía ir a hacer mi principal objetivo aparte de ir a por mí amado Mazda rx-7 del 94, que era recabar información sobre las familias Lindbergh y Karlsson. Puede que no llevara tanto tiempo en aquel pueblo como hyung, pero iba a extrañar las peculiaridades que tenía este pueblo.

Metía en la maleta lo más importante, como parte de los escritos que tenía de mi investigación, no me iba a llevar el coche conmigo así que solo le hice una foto para desmontarlo y guardar las fotos en una caja. No estaba seguro si volvería a aquella casa así que hice algo de limpieza, dejé lo que no iba a volver a usar en aquel lugar. Antes de que nos fuéramos decidí ordenar y lavar la ropa sucia, tenía tiempo hasta que nos fuéramos. Caminé hasta mi armario, puede que tenga demasiada ropa, pero, la variedad de colores brilla por su ausencia. 

Todas o casi todas mis prendas eran de color negro, rojo, violeta o azul. No hice muchos amigos pero en aquel pueblo todo el mundo nos conocía y para hyung se le hacía difícil despedirse de ellos, para mí no tanto.

Unas horas después ya era de noche, la gran capital de Rusia nos recibía no con los brazos abiertos, pero sí con una gran iluminación. La calefacción en el todo el trayecto era lo único que nos hacía falta al igual que unas mantas que llevábamos por si acaso nos quedamos tirados en aquellas tierras heladas; para nuestra suerte no fue así, llegamos sanos y salvos a nuestro destino.

Los grandes edificios nos dejaban en claro, que aquello, era la gran ciudad. Y lo que habíamos dejado atrás era, mmm... ¿Cómo dirían los ricos? ¿"Tierra de pobres"? Si, supongo, así que dejémoslo en eso. Habíamos abandonado una tierra de "pobres" para venir a una jungla de cemento. 

La verdad, estaba acostumbrado a Alemania con sus grandes edificaciones así que no me sorprendería, que en "La madre Rusia" habría aquellos edificios, por el lado de hyung está más o menos igual que yo. Para nada sorprendido de los grandes edificios que había por aquel lugar. Tras unas buenas horas, llegamos a nuestra alojamiento.

La habitación del aparthotel para mi gusto era más grande de lo que había imaginado, al menos eso es lo que aparentaba en las fotografías que vimos en la página web del apartahotel. 

El piso no estaba mal, aun estando vació se apreciaba lo limpio que estaba comparado con mi anterior casa. Cuenta con una entrada donde dejar los zapatos y un espejo donde mirarte antes de salir para darte tu último retoque, después había una cocina me sorprendió que era estilo americana, con la típica barra que conecta con el comedor, en mi opinión aquello no me gustaba, todo lo que cocinaras allí el olor se esparció por toda la casa, y como decía mi madre: "Olería a refrito". 

Esto era lo que hacía parecer, que el piso fuera más grande de lo que era. 

El salón tiene un enorme sofá delante de una televisión de plasma, no es que hyung y yo veamos mucho la televisión pero, ya que era "gratis", deberíamos aprovechar, ¿no?