14. El secuestro

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Derek Schell

La noche cayó rápido, conduje hasta aquella dirección que me había dado horas atrás.

Finalmente llegué, era un edificio antiguo y desgastado, parecía abandonado. Caminé hacia la entrada, tratando de no llamar la atención.

Llegue hacia la entra de aquel edificio. Trate de abrir aquella puerta, pero, nada estaba sellada cal a canto. 

Me separe un poco de aquella puerta, para observar el interno, prestando atención a una de las paredes vi una especie de... nota, descubri que aquella nota iba dirigida hacia mi.

La tomé y la leí rápidamente, decía que debía subir al tercer piso y buscar una puerta con el número 301.

Si pero, Houston, ahora el problema era: abrir aquella dichosa puerta.

~🐲~

Tras un rato dando vueltas, encontré una maceta y como en las buenas películas americanas seguramente debajo de ella hallaría lo que necesitaba. Por supuesto, allí había una llave.

 Subí las escaleras con cautela, tratando de no hacer ruido. Llegué al tercer piso y encontré la puerta que buscaba. 

Antes de tocar la puerta, respiré profundamente y me preparé para lo que pudiera suceder.

Toqué la puerta tres veces y esperé a que alguien respondiera. 

Después de unos segundos de silencio, escuché unos pasos detrás de la puerta y finalmente se abrió lentamente: Un hombre de mediana edad me recibió, tenía una mirada seria y algo misteriosa.

—Sígueme. – dijo con una voz fría indicándose que pasara. 

Suspiré y le seguí hasta el interior de la casa, el edificio parecía que estaba en ruinas, no como en el interior que parecía completamente nuevo.

Mientras caminábamos por el pasillo, el hombre de mediana edad no decía nada y me mantenía a una distancia prudente. 

El ambiente era tenso y la atmósfera era oscura, lo que me hacía sentir incómodo. Finalmente, llegamos a una habitación donde había una mesa y dos sillas. 

El hombre señaló una de las sillas, indicándose que me sentara. Aquel hombre se fue, dejándome solo en aquella habitación. 

Mi astucia decía que me fuera... En cambio, mi instinto, me decía que algo iba a suceder y debía de quedarme allí sentado.

Decidí esperar pacientemente en la silla, tratando de mantener la calma a pesar de la tensión en el ambiente. La habitación estaba completamente en silencio, mucho silencio no había porque podía sentir hasta mi corazón latir en mi cabeza.

Me pregunté quién era ese hombre y por qué me había llamado para llevarme a ese lugar. Traté de buscar pistas en la habitación que pudieran darme alguna respuesta, pero no había nada fuera de lo común.

Después de unos minutos de espera, empecé a oler un aroma dulce y agradable, poco a poco sentía un mareo. 

Las cosas empezaron a verse borrosas a cabo de unos minutos, sentía sueño. 

A buenas horas me dio cuenta de que le tenia que haberle hecho caso a mi intuición, es que soy gilipollas.

Me levanté de la silla y traté de abrir la puerta, pero estaba cerrada. 

Tenía que hacer algo para avisar a Omar y a Adio. 

Miré alrededor de la habitación y vi una ventana. 

Fui hacia ella y traté de abrirla, pero estaba sellada. 

Estaba atrapado. 

Al cabo de unos minutos me di cuenta de que aquel olor que estaba oliendo se trataba de cloroformo.

¿Iba a ser secuestrado? 

Era lo más evidente.

Me acerqué de nuevo a la silla y la mesa, buscando algún objeto que pudiera ayudarme a liberarme o defenderme. 

Al no encontrar nada, saque mi arma de adentro de mi chaqueta, podía usarla en caso de emergencia, aun que por el mareo y la somnolencia que seguían hay dando por culo, era un poco difícil poder hacer algo. 

Aquello solo me hacia sentir cada vez más débil e incapaz de resistir. 

Me obligaba a mantenerme en alerta y con la guardia bien arriba, sabiendo que tendría que luchar si quería sobrevivir.

De repente, la puerta se abrió y entraron dos hombres con máscaras. 

Ambos me miraron con frialdad y sin decir una palabra, se acercaban lentamente a mi mientras solo los apuntaba con la pistola.

Y...

Disparé.

A la vez que caí inconsciente en el suelo, el efecto de la droga pudo contra mi. Así que, acabe en los brazos de Morfeo en un sueño profundo.

COBARDE: MENTIRAS || Saga Mancuso #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora