Capitulo 7

3.1K 231 0
                                    

Daniel.

Cuando desperté me dolía todo el cuerpo, realmente no quiero morir, pero si eso es lo que pasará entonces deseo morir sin dolor ¿Es mucho pedir? Por favor solo quiero salir de aquí.

No puedo moverme, no puedo hacer nada más que quedarme mirando a la oscuridad, no tengo ánimos para cantar, Jonathan.

— Jonathan.—

La puerta se abrió de golpe, la mujer de siempre entro con una bandeja y un par de mantas.

— El alfa me dijo que te traiga esto, no puedo creer que mande a su amante a darle de comer a un gusano.— Lanzo las cobijas sobre mi cuerpo y dejo la comida cerca de mi para después salir de la habitación.

Bueno, al menos no me matará de hambre ni de frío, me levanté lentamente para comenzar a comer, es sopa fría con un par de tortillas y un vaso de agua pero cuando tienes hambre todo sabe exquisito, saboree hasta la última gota de la sopa, las tortillas estaban deliciosas y el agua fue buena, está vez no lleve la bandeja junto a la puerta, no puedo moverme bien así que no la moví, solo me volví a acostar después de taparme con las otras dos mantas, dormir me hará recuperar algo de fuerza.

Tuve un buen sueño, un hombre de cabello negro y ojos azules, alto y guapo, mi alfa, el me amaba y cuidaba, me hablaba al oído con su dulce voz, fue un buen sueño, hasta que fue interrumpido por el intenso olor del alfa que entro en celo, solo espero que su olor no induzca mi celo. Me tape completamente de pies a cabeza para evitar que su olor llegué a mi, supongo que pasará su celo con aquella mujer malévola. Aunque no me guste desearía que esté conmigo pero a la vez no, sinceramente prefiero que pase su celo con la mujer fea.

Intenté volver a dormir pero me fue difícil, así que solo me quedé mirando a la nada pensando en la razón de la existencia y el ser o no ser.

Narrador omnisciente.

Mientras un omega enfermo trata de ignorar el intenso olor de su alfa, una beta engreída gemía y gritaba por qué el alfa sobre ella le de más fuerte, toda una perra que sin duda aguantará los tres días de celo del alfa. Injusto.

Daniel estuvo tratando de dormir durante horas hasta que finalmente lo logro aunque tuvo un sueño húmedo del que jamás hablara con nadie.

Daniel.

Supongo que ya pasaron los tres días de celo, por suerte estoy bien exepto por varios sueños húmedos que tuve, pero de eso nadie sabrá nunca, en los tres días no obtuve comida ahora me siento incluso más enfermo que antes y supongo que tampoco recibiré comida durante una semana para que la señora esa se recupere y todo eso, ¡Muero de hambre! Además ya no me queda agua lo cual me hace más difícil la existencia. En momentos como este lo que más me hace feliz es pensar en los momentos felices que viví con mi hermano, recuerdo cuando éramos pequeños y jugábamos a cualquier cosa que se nos ocurra, pero también recuerdo todo lo que el paso para cuidar de mi, realmente lo aprecio.

Abrieron la puerta por ella entro el alfa con una bolsa algo grande, ¡¿Va a matarme y luego cortarme en pedazos para meterme en esa bolsa y tirarme a la basura?! Tal vez la bolsa tiene herramientas para asesinarme y cortarme en pedacito, ¿Si ruego por mi vida me dejara vivir? Supongo que le gustará verme sufrir.

— Nadie vendrá a darte comida durante unos días, te traje algunas latas de atún, confórmate.— Me lanzo la bolsa encima, las latas son pesadas y me causo dolor.

Prefiero no verlo ni interactuar con el por ahora ni nunca, es un alfa asqueroso.

— Estúpido malagradecido.— Y se fue, finalmente se fue, huele a esa horrible señora.

Me levanté rápido para poder comer algo, convine una lata de atún con una lata de atún para llenarme bien, son bastantes latas para sobrevivir por una semana y media, ¿Y si coqueteo con el alfa para que me saque de aquí y así escapó? No mejor no me arriesgo, solo tengo que esperar a mi hermano, que inútil soy pero me da miedo hacer algo al respecto.

Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora