Silencio

Capitulo 8

Carlos.

Después de mi celo fui al almacén para darle comida enlatada al omega, ahora que lo pienso ni siquiera sé su nombre y el no sabe el mío, bueno tampoco me importa mucho, solo planeo tenerlo conmigo porque se supone que es mi destinado, no me agradeció, ni siquiera me miró, supongo que es mejor para mí así no veo sus hermosos ojos celestes, suspiro, mejor no pienso en eso.

— Cariño~— Meredith entro a mi oficina.

— ¿Que quieres?— No la mire, no hace falta de seguro solo quiere dinero.

— Amor no seas malo.— Me abrazo el cuello mientras yo miro papeles importantes.

— Solo dime qué quieres.— Se cree que porque tengo sexo con ella es mi amante.

Solo es otra sirvienta más, la única diferencia de ella y los demás trabajadores de la casa es que ella es una zorra y tengo sexo con ella, no me interesa para nada, pero tampoco me importa aclararlo.

— Fue increíble.— Dijo cerca de mi ojera, me llenó de sus babas guácala.

— Aja, si ya estás bien ve a darle comida al omega.— Ella me soltó y dio un golpe en el escritorio, por suerte ni arruinó ningún papel importante.

— Ya estoy arta de ese maldito omega! ¿Cuando te vas a deshacer de el? Solo me dices que le dé comida y luego no me habla hasta que te dan ganas de coger! ¿Acaso solo soy un juguete para ti? Se supone que somos amantes!— ¿Como se atreve está bruja a gritarme? Me levanté de la silla y la mire.

— No te confundas zorra, no eres más que un rato de diversión, ese maldito omega del que hablas me importa más que tú existencia así que cállate y ve a darle de comer.— Ella me miró con burla.

— ¿Más importante que mi existencia? No me hagas reír, lo tratas peor que a un maldito animal en zoológico, no me sorprendería si llegas a matarlo, y estoy segura que el te odia a muerte.—

— Soy su mate, no puede odiarme.—

— Hoy estás bastante gracioso, nunca te has comportado como su mate, su yo fuera el te odiara a muerte, ya lo he dicho y lo repetiré, estoy segura que te odia. No voy a tolerar que me llamen zorra, renunció a ver si encuentras alguien más que le dé de comer sin sentir lástima.— Se fue de la habitación y estoy seguro que también se fue de la casa, maldita zorra, claro que ese omega no me odia.

Supongo que hoy tendré que darle comida yo.
Me levanté para decirle a Betty que le haga comida calientita al omega, de seguro tiene frío. Cuando la comida estuvo lista la puse en una bandeja para llevarla al almacén, cuando entre no vi al omega por ninguna parte, imposible, no puede escapar en donde se metió. Camine un poco, en una esquina vi un bulto temblando, es el omega tapado con todas las cobijas pero aun así tiembla, le traeré una cobija más.

— Hey te traje comida.— Al instante que le hablé dejo de temblar como si no quisiera que note su presencia.

Ay por favor.

— Ya se que estás ahí deja de hacerte el tonto que te traje sopa calientita.— Puse la bandeja en el piso cerca de el.

Solo se acercó a comer cuando me aleje, como un animal callejero que desconfía de los humanos. Tomo la cuchara y comenzó a comer desesperado, sopa con pan y jugo de naranja, no me miró ni una sola vez, cuando terminó hizo la bandeja al frente y volvió a envolverse en las cobijas está vez sin temblar. Supongo que de cierta manera es lindo, pero sigue siendo un omega hombre, asqueroso.

Aunque ahora que Meredith se fue necesito a alguien con quién divertirme y resulta que tengo a mi omega frente a mi, que suertudo soy.

— Omega te tengo un trabajo, a partir de ahora serás útil.— No me miró pero si soltó un leve aroma a miedo.

Salí del almacén para hacer algunos ajustes, lo primero será una cama. Mandé varios trabajadores a qué instalen una cama en el almacén, el omega no se movió de la orilla donde estaba solo observo como los trabajadores entraban y salían. Cuando todo estaba preparado entre de nuevo al almacén puedo olvidar mi trabajo por un tiempo al menos.

— Esa cama es para que hagas tu trabajo.— No me miró a mi, solo miro la cama algo confundió. — Supongo que no sabes de lo que hablo, no te preocupes, te lo mostraré.—

Lo jale del brazo para tirarlo a la cama, no hice caso a sus quejas y protestas. Rompí la ropa que traía puesta y lo observé, esta todo flacucho y se le notan mucho los huesos además tiene unas cuantas cicatrices nada exagerado. No espere más y le di la vuelta para observar bien ese lugar en el que pronto mi pene estaría entrando y saliendo, me relamí los labios de solo imaginarlo, parece un lugar muy apretado que má dará mucho placer. Impaciente acerque mi pene, me frote varias veces entre sus glúteo rosando su entrada, el seguía gritando cosas que no me importaban, con mis dedos separé un poco su entrada para poder observar ese tono rosadito, desesperado metí mi pene de una sola estocada.

— Uff.— Está calientito y apretado, parece hecho perfectamente para mí.

— SUELTAME! DUELE! Porfavor! AAAAAAHHHHHHHH.— Pareciera como si en cualquier momento su garganta explotara.

— Cállate y déjame disfrutar.— Di una fuerte embestida sintiendo una enorme ola de placer recorrer mi cuerpo.

— AAAAAAAAHHHHHH! YA BASTA! PORFAVOR DEJAME. Duele muchoooo!— Está arruinando esto, cada vez que lo escucho gritar mi lado animal se quiere detener.

Con mi boxer le tape la boca para que se calle de una vez, ahora solo emite pequeños y casi inaudibles gemidos de dolor. Bien ahora puedo disfrutar. Comenzé a embestirlo rápidamente, cada embestida siento un enorme placer, no sabía que tener sexo con tu mate se siente tan bien ahora que lo descubrí disfrutaré siempre que quiera. Seguí moviéndome como quise hasta que me corrí dentro de el, el nudo comenzó a formarse pero aún me seguí moviendo, se siente tan bien tener sexo así, seguir moviéndome aún con el nudo se siente tan bien, ahora descubrí algo nuevo que da mucho placer y sin duda seguiré haciendo. Finalmente cuando acabe salí del omega y me di cuenta que este está inconciente y de su entrada sale más sangre que semen.

Ya se curará, salí del almacén y volví a trabajar está vez más relajado.